Andamos muy preocupados los humanos con las cosas que ocurren en la Tierra. Queremos decir, de la atmósfera hacia adentro. Pero a poco que uno sea aficionado a los cómics sabe que los más sabios tienen un temor mucho mayor. El de que el cielo se caiga sobre nuestras cabezas, ¡por Tutatis!

De la noche a la mañana

Porque si algo puede afectarnos de verdad y borrarnos de la faz de la Tierra de la noche a la mañana es la caída de un gran meteorito. Llevamos tiempo preguntándonos, con nuestra curiosidad morbosa, cómo será el espectáculo. Vale que las pelis y los documentales ya lo han descrito. Pero ahora un equipo del Los Alamos National Laboratory ha realizado una simulación matemática en tres dimensiones que deja bien claro los efectos del impacto. Para evaluar las consecuencias reales ha utilizado potentes ordenadores capaces de procesar millones de datos. Y sistemas que reproducen el comportamiento de fluidos.

El asteroide caería en el océano

Como punto de partida han tomado que el asteroide golpearía sobre uno de los océanos, por una mera cuestión de probabilidades. 4 a 1 a favor de los mares. También han calculado que sería posible que el impacto se produjera más o menos cerca de la costa. Así que los han ubicado a unos 15 kilómetros de tierra firme. La simulación se ha realizado con rocas que van desde los 100 metros de diámetro a los 250 metros. En cualquier caso, lo primero sería una columna de agua colosal. Pero después han establecido un primer resultado sorprendente. No se produciría el megatsunami que pelis como Deep Impact nos han hecho creer. La cantidad de agua que llegase a la costa dependería de varios factores. Lógicamente, la cercanía del lugar donde caiga. Pero también el ángulo de entrada del meteoro y de si estalla o no antes de impactar. Pero solo afectaría al área de costa más cercana al impacto.

Malas noticias

Ahí acaban las buenas noticias. Porque lo que sí se produciría es una evaporación inmediata de millones de toneladas de agua. Sería la consecuencia del calor acumulado por la roca en su viaje a través de las atmósfera y del generado por el propio impacto. Este vapor de agua alcanzaría la estratosfera y allí podría quedarse durante años. Lo grave no es tanto el invierno nuclear que produciría. Mucho más peligroso sería el efecto invernadero que podría cambiar radicalmente el planeta. En lugar de frío, nos enfrentaríamos a un calentamiento global que defería al actual problema climático en una broma. La cosa se parecería mucho más a Venus, por ejemplo. En todo caso, lo que esta fiel simulación explica es que la caída de un asteroide de cierto tamaño es algo realmente serio. Y si no, que se lo pregunten a los dinosaurios. Pulsa aquí para ver la simulación.