Las pilas como residuos del presente y los vehículos eléctricos como residuos del futuro. Son dos amenazas reseñadas por José Pérez, consejero delegado de la plataforma medioambiental Recyclia, durante la jornada EcoEncuentro, dedicada al reciclaje electrónico y la economía circular. Dos elementos tóxicos para el medioambiente. Dos retos, dos caras de una misma moneda que plantean un reto medioambiental de importante magnitud, entre 1975 y 2010, los europeos aumentaron su consumo de este tipo de materiales en un 120 %, y eso ha tenido sus consecuencias en los residuos. Según datos ofrecidos en este foror, la economía circular reduciría en nuestro país las emisiones de CO2 en un 70%, crearía medio millón de puestos de trabajo y aportaría 20.000 millones de euros al PIB. Además, actualmente, Europa desperdicia cerca de 600 millones de toneladas de materiales contenidos en residuos al año, al reciclar el 40% de los producidos en los hogares, con índices que van del 5% al 80%. Y según la Unión Europea, la recogida del 95% de los teléfonos móviles en desuso permitiría ahorrar más de mil millones de euros en los costes del material de fabricación.

Una nueva normativa y más conciencia

Son necesarias medidas para revertir la situación, y entre ellas, según los asistentes a este congreso, podrían estar una mejora en la regulación de la gestión de residuos electrónicos, materia en la Comisión Europea ha comenzado a trabajar esta semana, planeando incluir la huella ambiental en el etiquetado de cada producto a partir de 2020, que sumará, a la clasificación sobre eficiencia energética que ya incluyen los dispositivos, otros datos de interés como su durabilidad y la posibilidad de su reutilización, recuperación y reaprovechamiento de piezas. También el impulso de la reutilización de los dispositivos electrónicos y sus piezas, incluyendo baterías y componentes electrónicos, se ha señalado como necesario, y sería todo un logro a la vista de la penetración que tiene entre nosotros la obsolescencia programada. Opciones que nos obligan a jubilar la idea de que los aparatos electrónicos se acumulan en el vertedero. La Fundación Ecopilas, encargada de gestionar el reciclaje de estos materiales desde hace 15 años, recuperó 2.522 toneladas de pilas y baterías sólo durante 2015, si bien, según ha expresado en el congreso, espera mejorar las cifgras, y por tanto la sensibilización. Recyclia, por su parte, ha promovido una serie de campañas de recogida de estos residuos entre las que destacan el reciclaje de teléfonos móviles en colegios y de pilas usadas en clubes y escuelas náuticas.