Tras casi doce horas concentrados, las decenas de inmigrantes que se atrincheraron anoche en la azotea del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Aluche, en Madrid, donde se encuentran recluidos, para protestar por las condiciones en las que los mantiene el centro y reclamar a voces “libertad” y “dignidad”, se han disuelto Esta no es la primera vez que se expresan quejas en torno a la situación que viven los internos y los trabajadores del CIE de Aluche, ONG como SOS Racismo o Karibu, sindicatos policiales, el Ayuntamiento de la capital y su oposición han denunciado ya la situación en la que viven los internos en este centro, con capacidad para acoger a 280 inmigrantes, señalando la presencia de menores con documento falso, víctimas de trata, personas con discapacidad, posibles refugiados, abuso de reclusión, falta de enfermería o de cobertura de necesidades básicas como ropa o calzado.

Por el cierre de los CIE

Además, hace años que partidos políticos, asociaciones, sindicatos, ONG y la sociedad civil vienen pidiendo la eliminación de los CIE como concepto, en las que, solo el año pasado, fueron recluidas más de 10.000 personas, y tras mantenerlos hasta dos meses encerrados, el Estado no fue capaz de devolver a su país ni a la mitad. Los CIE son centros de internamiento de extranjeros con una orden de expulsión, a los que la ley permite mantener, como máximo, 60 días internos, tras los cuales, si no han sido devueltos a su país, quedan en libertad. De acuerdo con el Ministerio del Interior, el ingreso del extranjero se produce una vez “incoado un expediente sancionador en el que pueda proponerse la expulsión del territorio español”, tras el que se podrá “solicitar al Juez de Instrucción competente que disponga el ingreso del extranjero en un centro de internamiento, en tanto se realiza la tramitación de dicho expediente. El Juez, previa audiencia del interesado y del Ministerio Fiscal, resolverá mediante auto motivado”. Los detractores de este sistema denuncian que la experiencia de estar recluido en estas condiciones puede conllevar traumas físicos y psicológicos a los internos, al estar sometidos a tal falta de libertad, y además, que los ingresos no siempre se producen de acuerdo con el reglamento. “Bajo el nombre de centros de internamiento de extranjeros se esconde una realidad carcelaria difícil de ocultar”, señala MUGAK, Centro de documentación sobre racismo y xenofobia, que asegura en su web contar con “centenares de testimonios de personas retenidas en estos centros que cuentan la cara más dura e inverosímil de la inmigración en España. Verdaderas cárceles encubiertas, prisiones camufladas sin garantías penitenciarias para personas que no han cometido ningún delito”. Por su parte, Amnistía Internacional “se opone al uso del internamiento de personas migrantes como método de control migratorio”, señala la ONG en su web. “El internamiento debe ser siempre evitable, y descartado, cuando estamos ante personas vulnerables, mujeres víctimas de trata, niños o niñas. Lamenta que “el gobierno ha presentado un borrador de reglamento de regulación de los centros de internamiento, inexistente hasta ahora. Sin embargo, es necesario que se apliquen medidas cautelares alternativas, que no conlleven la privación de libertad”.