Sea una moda, una posición ideológica, ética o moral, no cabe duda de que tanto el veganismo como el vegetarianismo se han extendido notablemente. No solo eso. Los practicantes de este tipo de alimentación han dado un paso al frente y se muestran mucho más combativos y reivindicativos. Pero, ¿qué pasaría si toda la humanidad se volviera vegana? ¿Qué sucedería si toda la población mundial dejara de comer carne y solo se alimentara de vegetales?

El lado positivo

El principal beneficiado de la nueva dieta sería el medio ambiente. La ganadería es una de las grandes responsables de la producción y emisión de gases de efecto invernadero. Según la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, por cada kilo de carne de ternera o vaca que se produce, se genera una tonelada de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, la obtención de medio kilo de patatas emite el mismo CO2 que un coche pequeño que ha recorrido medio kilómetro. La misma cantidad de carne es equivalente a las emisiones que proyecta un coche que ha recorrido casi 13 kilómetros. La Universidad de Oxford estima que un cambio en la dieta de los humanos reduciría en dos tercios los gases responsables del cambio climático. Otro factor clave sería el agua. Para producir un kilo de tomates se necesitan 214 litros de agua. Sin embargo, para obtener el mismo peso en carne de vaca el agua necesaria es nada menos que 15.515 litros. Y no cabe duda de que la gestión del agua es el próximo gran reto de la humanidad. Según las proyecciones del mismo estudio de la universidad británica, los beneficios de abandonar el consumo de carne serían de alrededor de medio billón de euros en 2050. Pero todavía sería más relevante para la salud global. Con una dieta vegana, los beneficios económicos a mitad de siglo serían de más de un billón de euros.

El lado negativo

Así que, ¿son todo noticias positivas? Como suele ocurrir en las grandes cuestiones humanas, no. La cabaña ganadera mundial es cercana a los 3.500 millones de cabezas contando vacas, cerdos y ovejas. Y si entramos a calcular la producción avícola estamos hablado de más de 25.000 animales. Eso significan millones de puestos de trabajo directos e indirectos. Miles de millones de euros invertidos en infraestructuras, transporte, procesado, etc. En resumen, se produciría una crisis económica de un alcance difícil de vaticinar. Por otro lado, está la repercusión en términos culturales. Tribus nómadas dedicadas al pastoreo desde hace millones de años como los mongoles o los bereberes perderían inmediatamente su identidad. Eso por no hablar de la afectación en las áreas rurales de países en los que la ganadería es un eje de su economía y sus costumbres. Y por último estaría el factor alimenticio. Aunque la Universidad de Oxford cuantifique los beneficios para la salud, existen variables que hay que tener en cuenta. La carne proporciona el 17% de las calorías que cada día se consumen en el mundo. Y sobre todo, es la fuente calórica más concentrada y asequible para las comunidades más pobres del planeta. De pronto perderían esa fuente imprescindible de energía. Y el acceso a productos que sustituyan las proteínas y otros nutrientes que obtienen de la carne sería imposible dada su situación económica. Abandonar la carne podría provocar una crisis alimenticia sin precedentes en los países en vías de desarrollo.