Ciertas bacterias intestinales se remontan a hace al menos 15 millones de años, antes incluso de que nos convirtiéramos en humanos. Lo dice, a partir de una investigación, un colectivo de científicos liderado por la Universidad de California en Berkeley, en un artículo publicado en Science. El estudio venía a resolver el origen de esas bacterias. Había dos posibilidades, que procedieran de nuestro entorno o de nuestra evolución, y cómo habían sido sus transformaciones a lo largo de los tiempos. El descubrimiento demuestra que la evolución juega un papel en la composición de la macrobiótica intestinal mayor de lo que se pensaba. Y es que estas bacterias contribuyeron a los primeros estadios del desarrollo de nuestros intestinos, entrenando a nuestro sistema inmunitario a combatir los agentes patógenos, e incluso podrían afectar a nuestro humor y comportamiento, de acuerdo con lo que explica el texto.

Ya estaban cuando éramos primates

Así, cuando los humanos y los grandes primates evolucionaron en especies diferentes a partir de un ancestro común, las bacterias presentes en los intestinos de este último también evolucionaron en cepas diferentes, de acuerdo con lo determinado por este equipo científico. La primera diferenciación de las bacterias intestinales se habría producido, siempre según los investigadores, hace aproximadamente 15,6 millones de años, cuando la línea de los gorilas divergió de la del resto de los homínidos. La segunda, hace 5,3 millones de años, en el momento en que la rama humana se separó de la de los chimpancés y los bonobos. Para llevar a cabo su investigación, los científicos analizaron muestras fecales de chimpancés, de bonobos y de gorilas que viven en estado salvaje en África, así como de personas en Estados Unidos. Los fósiles y los índices genéticos permitieron establecer que esas cuatro especies de homínidos evolucionaron a partir de un ancestro común que vivía hace más de 10 millones de años.