Desde la madrugada del miércoles, el mundo se mueve entre la sorpresa, el estupor, la incertidumbre y el miedo. Lo impensable sucedió. Nadie pudo vaticinar la victoria de Donald Trump en las elecciones norteamericanas. Las encuestas fallaron, los analistas fallaron. Parece que solo una persona acertó el pronóstico. Una vez más, fue Nostradamus.

Ya lo dijo Nostradamus

Vale, puede sonar fantástico, pero estamos entrando en un tiempo en el que necesitamos de todos los resortes posibles para explicar la realidad. Aunque sea un adivino francés del siglo XVI. Cada vez que un gran acontecimiento ocurre en el mundo, hay quien encuentra la predicción que Nostradamus hizo del hecho en su obra poética Les Prophéties, publicado en 1555. En esta caso, la predicción parece estar encriptada en el verso XL de su centuria I (el definición es algo compleja, pero así estructuraba sus poemas). La trombe fausee dissimulant folie Fera Bisance un changement de loix: Istra d’Egypte qui veut que l’on deslie, Edict changeant monnaies & alois Es decir: La falsa tromba, ocultando la locura Hará que Bizancio cambie sus leyes. Saldrá de Egipto, que desea que se desate Con un edicto que cambiará la moneda y el valor. A simple vista parece que nada tiene que ver. Pero los exégetas de la obra de Nostradamus lo ven claro. Dicen que las predicciones de Nostradamus tienen mucho de parábola, pues para alguien que escribió hace más de 500 años, es complicado dar nombres, fechas y ubicaciones exactas. Pero la interpretación da miedo. “La trombe fausee/La falsa tromba” tienen una evidente similitud con el nombre del presidente electo y con su modo de actuar. Pero Nostradamus no se caracteriza por describir hechos puntuales, si no sobre todo sus consecuencias. Es ahí donde entra el cambio de leyes. La radical transformación que se aventura durante la presidencia de Trump. No solo legal, si no sobre todo de valores. La caza al inmigrante, el desprecio por las minorías y la falta de respeto a las más elementales normas de comportamiento que ya exhibió durante la campaña y, que si hacemos caso a Nostradamus, se extenderán al mandato.

Expulsar al enemigo

Pero eso no es todo. En el verso LXXVI de la centuria X dice: Le grand Senat discernera la pompe, A l'vn qu'apres sera vaincu chassé: Ses adherans seront à son de trompe Biens publiez, ennemis dechassez. Traducido: El gran Senado ordenará el triunfo Y después será vencido y perseguido Sus seguidores harán sonar la trompeta Las mercancías y los enemigos expulsados. Aquí la referencia a Trump es doble. En la palabra “trompe” y en “pompe” que se traduce por “triunfo”, como el apellido del presidente electo. Nostradamus parece anunciar el papel del Senado (y del Congreso): proclamar el triunfo de Trump y después ser marginado por el dirigente. Y se interpreta algo que ya ha ocurrido. Cómo Trump y sus seguidores se rebelan contra las grandes corporaciones y pretenden expulsar a los que consideran enemigos, es decir, los inmigrantes. En realidad, una vez más, en las profecías de Nostradamus se unen traducciones forzadas o interesadas, interpretaciones a toro pasado y aquello que decía Proust de “hay sospechas que crean certezas”. Pero en unos tiempos en los que la lógica y la razón parecen funcionar cada vez menos, no hay nada más humano que recurrir a la fantasía para explicar lo que sucede. Porque de otro modo, ¿quién puede entenderlo?