La Universidad de Harvard (Estados Unidos) lleva 76 buscando respuestas a esta pregunta, en su Estudio sobre Desarrollo Adulto. Ya en 1938 comenzaron a analizar los casos de 700 hombres jóvenes, algunos de ellos miembros de la universidad, y otros de barrios de renta baja de Boston, y los analizaron durante años, poniendo el foco tanto en su estado mental, como en el físico y en su salud emocional. Los participantes del estudio respondieron a lo largo de décadas cuestionarios sobre su familia, su trabajo, su vida en la comunidad, y se tuvo acceso a sus pruebas médicas. La investigación, con el tiempo, se ha ampliado a sus familias, a sus descendientes, y hoy, bajo la dirección del psiquiatra estadounidense Robert Waldinger, engloba ya a más de mil hombres y mujeres. El análisis se ha convertido así en la investigación más duradera  de las que se han registrado sobre la felicidad, y recientemente, Waldinger ofreció una charla TED para expresar sus conclusiones, una charla con el título Qué es una buena vida: lecciones del estudio más prolongado sobre la felicidad. La conferencia se ha vuelto toda una sensación en Internet, se acumula ya más de 11 millones de descargas.

Las relaciones sociales, una prioridad

Y en ella, de entre las conclusiones del estudio, destaca como la primordial que lo más importante para mantenernos felices y saludables es la calidad de nuestras relaciones. Las personas más satisfechas en sus relaciones, se mantienen saludables por más tiempo. Por supuesto, cada uno tendrá unas necesidades y preferencias distintas respecto al tipo e intensidad de las relaciones que quiere tener, cada uno se sentirá satisfecha con una manera de relacionarse, pero podemos identificar una relación de buena calidad detectando que en ellas nos sentimos seguros, que en ellas podemos ser nosotros mismos. Todo ello, teniendo también en cuenta que no existen las relaciones perfectas, y que el sentimiento que se puede considerar antagónico a esta sensación de plenitud, y que por tanto nos indica que debemos cambiar el rumbo, es el de soledad. Otra de las preguntas que nos formula Waldinger para detectar si somos felices es si hacemos cosas haciendo cosas que tienen un significado para nosotros. De nuevo, cada uno se sentirá realizado de una manera, e incluso aquello que lo realiza puede que no lo haga estar contento en cada uno de los momentos de su vida.

No , el dinero no da la felicidad

En cuanto al dinero, Waldinger se apunta al clásico: no da la felicidad. Según muestra el estudio que lidera, si bien es imprescindible cubrir nuestras necesidades, un aumento en el ingreso no necesariamente nos hará felices. La conclusión final del estudio, podría decirse, es que, para ser felices, hacen falta tres cosas: tener (y buscar) una salud aceptablemente buena, mantener una actividad (no hace falta que sea la laboral) que nos realice, y tener unas relaciones sociales satisfactorias. Para dar respuesta al enorme interés del público, el académico ha creado un blog en internet sobre el estudio.