Un día de 2012, Emily Witt quedó con un viejo amigo. Como una de esas cosas que suceden en la que una conversación lleva a otra, un copa a otra y una caricia a otra, la noche acabó en sexo. Witt, a sus treinta años, estaba soltera, ningún problema. Él no. Primer contratiempo. El segundo vino días después. Su compañero de aquel día la llamó alarmado. Tenía clamidia. No le ahorró a Witt detalles de la reacción furiosa de su novia. A ella le dio igual. Solo le preocupaba que la hubiera contagiado.

Autoanálisis sexual

Sentada en la sala de espera de la clínica en la que se fue a hacer los análisis decidió analizarse a sí misma. “Había vivido mis experiencias sexuales como si tuvieran un objetivo. Como el monorraíl que se desliza hasta la estación de Epcot”. Los análisis de su sangre revelaron que no tenía clamidia. El autoanálisis de su vida sexual arrojaba peores resultados. Un evidente recuento de sus deficiencias afectivas.

'Future Sex'

Emily Witt ha decidido exponer su caso en Future Sex, el libro que acaba de aparecer en Estados Unidos. A partir de su propia experiencia describe cómo nos ha afectado la revolución sexual. Cómo ya no es, ni de lejos, el preludio de una relación monógama. Y lo hace desde el prisma femenino, sin duda el más cualificado para acometer este trabajo. Witt comienza describiendo sus experiencias a través de OKCupid, una aplicación para “conocer gente” antecedente de Tinder. Explica cómo los algoritmos de estas aplicaciones muchas veces sirven para conocerse a uno mismo. En función de los hombres (o mujeres) que te sugiere la app, puedes llegar a comprender qué tipo de persona eres. No solo a través de los ojos de las personas con las que relaciona. También por la sinceridad brutal y fría de la programación informática.

Sexo en los tiempos de likes

Y a partir de ahí, desfilan en Future Sex todas las variantes sexuales conocidas y muchas otras que renuevan eso tan tan viejo del sexo. La pornografía en Internet, el poliamor, las subculturas sexuales. Espacios y experiencias que Witt expone con humor y cierta acidez. Como su experiencia con la "meditación orgásmica" de una extraña comunidad en San Francisco. Future Sex es quizá la primera obra que se atreve a introducirse en el mundo de las relaciones sexuales en la sociedad tecnológica. En cómo las relaciones sociales cibernéticas están influyendo en nuestra capacidad para establecer relaciones íntimas. En el valor que concedemos a estos actos y, por lo tanto, a las personas con las que los compartimos. Y cómo todo eso está configurando la nueva sociedad. Algo que aún estamos lejos de comprender, pero que no paramos de experimentar.