“Ríe cuando puedas, llora cuando lo necesites”, dice El Chojín. Pero resulta que, bajo un microscopio, no todas las lágrimas son iguales. Una lágrima derramada por lástima no tiene nada que ver con ese lagrimón inevitable al pelar cebolla, o el de después de que nos demos un golpe, y no digamos de una de lágrima melancólica. Imaginarium of Tears es un proyecto artístico – científico impulsado por el holandés Maurice Mikkers que analiza las formas de las lágrimas. Mikkers ha hecho llorar (no es sadismo, todo sea por la investigación) a un grupo de voluntarios, pero a cada uno de manera. Hubo quien cortó cebollas, hubo a quien le arrancó pelos de la nariz, otros tuvieron que mirar fijamente un ventilador y otros se afanaron en recordar a seres queridos que perdieron.

Causas desconocidas

Ubicadas bajo un microscopio, a cada una de estas lágrimas se le descubría una morfología distinta, tal como ha recogido Mikkers en un proyecto fotográfico de cien instantáneas. Pero, de momento, no se ha concluido el porqué científico de estas diferencias, aunque entre las variables, los investigadores del equipo de Mikkers barajan que intervenga la persona que produce la lágrima, la humedad, la composición y el motivo causante de la lágrima. Lo que sí ha definido el autor es una clasificación de lágrimas, entre lágrimas basales, lágrimas de reflejo y lágrimas emocionales. https://youtu.be/C51FogqiaBU