SOS Praderas lo tiene claro: el abandono de la actividad ganadera en la alta montaña pone en riesgo la biodiversidad en ciertas zonas. Los cambios en la gestión de esos territorios, que pasan por el abandono de áreas de montaña o húmedas, las de más difícil acceso, además de la presión urbanística en las parcelas más próximas a los cascos urbanos, hacen peligrar la conservación de las praderas naturales, que, según datos de la organización, pueden acoger más de cuarenta especies. Este proyecto europeo liderado por el Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (Indurot) e impulsado desde Mieres (Asturias), persigue recuperar las praderas de zonas elevadas, las praderas de siega, y utiliza los Picos de Europa, que han perdido nada menos que el 85% de ese tipo de superficies, como plan piloto. El proyecto contará con una ayuda de casi un millón de euros, y aunque los Picos de Europa serán el territorio piloto, se prevé recuperar prados de siega en Aragón, Navarra, el norte de Portugal, Pirineos y el Sur de Francia.

Beneficio para profesionales del campo

Entre las medidas que propone SOS Praderas, figuran el adecuado empleo de los recursos, la aplicación de subvenciones agroambientales y la comercialización de nuevos productos, como las mezclas de semillas autóctonas. Además, se aboga por recuperar el conocimiento tradicional sobre el manejo de los prados de siega. Así, se pretende beneficiar a ganaderos, agricultores, empresarios y demás profesionales del campo. El Jardín Botánico Atlántico del Principado de Asturias, ubicado en Gijón, colaborará en la recuperación de las semillas de la flora en cada zona. SOS Praderas tiene un plazo de ejecución de tres años y forma parte del programa Interreg Sudoe, una iniciativa que apoya el desarrollo regional en el sudoeste de Europa financiando proyectos transnacionales a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). Los prados de pasto están incluidos entre los hábitats prioritarios europeos.