Cualquier que haya visto a Damian Abraham encima de un escenario sabe que es un personaje excesivo. 150 kilos de pura adrenalina, que apenas se mantiene en el escenario, porque prefiere hacer los conciertos botando con el público, gritando con su alarido gutural las letras mientras hace pogo con la audiencia o incluso se sube a un asistente en volandas.

Ansiedad y ataques de pánico

Viéndole así es difícil pensar que el vocalista y líder de la banda canadiense Fucked Up sea una persona que lleva toda la vida luchando contra un severo problema de ansiedad y ataques de pánico. Su primera válvula de escape, curiosamente, fue la música y la escena. Las furiosas diatribas que lanza con su tono death metal sobre la base pop que ha hecho característico el sonido de la banda le ayudaron a afrontar el día ya día. Sin embargo, el éxito del grupo y la presión generada le devolvieron al panorama de pánico de su adolescencia.

Marihuana medicinal

Hasta que una noche en Dinamarca todo estalló. El punto de inflexión en el todo empieza de nuevo. Abraham sufrió un ataque de pánico tan brutal que tuvo que ser ingresado en un hospital. “Allí probó la marihuana medicinal y todos los malos pensamientos se desvanecieron. De pronto ya no era importante si la sala estaba vacía, si el sonido era malo o si el guitarrista tenía un mal día”, describe recordando la escena. Para él fue una revelación. Después de una vida anclada a los ansiolíticos, Abraham había pasado por todo el cuadro de efectos secundarios: inhibición de la libido, falta de motivación, cansancio constante unido a insomnio y un aumento de peso que se junto con su tendencia a engordar, llegando a un límite en el que su salud estaba en serio peligro. El resto de la gira siguió consumiendo marihuana y comprobando como era cada vez más capaz de controlar la ansiedad.

No más pastillas

De vuelta a Canadá, comentó lo sucedido con su doctora que no se mostró muy partidaria de continuar un tratamiento con cannabis. Aún así, Abraham la convenció para apoyarle en su inclusión en el sistema de acceso a marihuana con fines terapéuticos que se había iniciado en 2010. Abandonó los tratamientos químicos tradicionales y confió en el cannabis para controlar la ansiedad y los ataques de pánico. El resultado ha sido tan espectacular, que Abraham se ha convertido en un apóstol del uso de la marihuana con fines médicos. El síntoma más evidente es el radical cambio físico del cantante que ha perdido casi sesenta kilos. Además asegura dormir perfectamente y sobre la libido… bueno, ha tenido un hijo.