Ahí está. Cada día haciendo su trabajo desde el amanecer hasta que anochece. Sin faltar jamás. Dando su energía a toda la Tierra. Haciendo posible la vida desde el principio de los tiempos. Sin embargo muchas veces parece que desarrollamos nuestra vida de espaldas a él, de espaldas a el Sol.

Un crecimiento del 70%

Aunque los últimos datos parece que apuntan a una mejoría. La energía fotovoltaica, que se obtiene del astro rey ha aumentado en los últimos años. Y, además, se está convirtiendo en una de las formas de obtener energía más baratas. Un descenso en el coste de una energía limpia y absolutamente sostenible. Según el informe del Programa de Sistemas de Energía Fotovoltaica de la Agencia Internacional de la Energía (IEA PVPS), el año pasado se estableció el récord de instalaciones de este tipo en el mundo. La capacidad instalada global ascendió a 50,7 gigavatios (GW) en 2015. Esto significa un incremento de cerca del 70% respecto al año anterior. La producción mundial de módulos fotovoltaicos creció hasta los 63 GW. Es este último factor el que ha contribuido al abaratamiento de la tecnología que ha incentivado el fuerte crecimiento del sector.

Solo el 1,2% de la demanda mundial

Sin embargo este tipo de energía solo significa el 1,2% de la demanda energética mundial. Pero en algunos países la apuesta por la energía solar está resultando definitiva en la mejora de los datos. Así, en Honduras ya alcanza el 12% del total, en Italia y Alemania llega al 8%. En Chile está cerca del 2% y en España es del 3,1%. En el ranking de países que más están haciendo por crear las infraestructuras necesarias para obtener energía solar China ocupa el primer lugar. La carrera para combatir los preocupantes niveles de contaminación que el desarrollo industrial provoca, ha incentivado este crecimiento. En total, China añadió 15,15 GW de capacidad solar durante 2015.

Objetivo 2030

Estos datos, junto al abaratamiento de la obtención de este tipo de energía pintan un panorama esperanzador. Según la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) sería necesario triplicar las inversiones en este tipo de energía para satisfacer los objetivos contra el cambio climático hasta 2030. Si estos costes se reducen, es probable que o bien, las inversiones requeridas sean menores o bien el tiempo para alcanzar los objetivos del clima se acorten.