En África, el tráfico ilegal de marfil, destinado sobre todo al mercado asiático aun a pesar de la prohibición internacional, causa que cada año se cacen furtivamente entre 20.000 y 30.000 elefantes, en especial de dos especies: el elefante de sabana (Loxodonta africana) y el de bosque (Loxodonta cyclotis). Semejante cantidad ha diezmado ambas poblaciones en un 30% entre 2007 y 2014, según un estudio publicado en Nature Communications, realizado por científicos de la organización ecologistas WWF y de las universidades de Vermont (Estados Unidos) y de Cambridge (Reino Unido).

Caza Ilegal contra Turismo

Pero, además, el análisis indica que la práctica provoca también la pérdida de potenciales beneficios en turismo para el continente. La pérdida económica de ejemplares en la caza furtiva podría rondar los 25 millones de dólares (unos 23 millones de euros) cada año, que se dejarían de ingresar en turistas decididos a visitar países con paquidermos. Además, los ingresos perdidos por el turismo superan los costes necesarios para combatir en condiciones la caza furtiva en África, pues frente a esas pérdidas de 25 millones de dólares, la inversión necesaria para llevar a las poblaciones de elefantes a un nivel estable se sitúa por encima de los 26 millones de dólares anuales. Por ejemplo, por cada dólar invertido en la protección de los elefantes en África oriental, se obtendrían aproximadamente 1,78 de vuelta.

"Si bien siempre ha habido fuertes razones morales y éticas para la conservación de los elefantes, no todo el mundo comparte este punto de vista. Nuestra investigación muestra que invertir en la conservación del elefante es en realidad una política económica inteligente para muchos países africanos", afirma Robin Naidoo, científico de WWF y autor principal del estudio, en nota de prensa.