Hay muchas estructuras en la Tierra cuya antigüedad nos parece inconcebible. En parámetros geológicos, nuestra vida es un suspiro, así que cuando hablamos de millones de años, somos incapaces de imaginar de lo que hablamos. Pero no todo son montañas o ríos. También hay ecosistemas que cuentan su edad en miles de siglos. Por ejemplo, la Gran Barrera de Coral australiana que tiene 25 millones de años. O tenía.

La Gran Barrera de Coral ha muerto

Porque la pasada semana saltaron todas las alarmas cuando la versión online de la revista estadounidense Outside publicaba el obituario de esta increíble estructura marina. La publicación culpaba al cambio climático y a la acidificación del océano de la muerte de los corales que la componen. También hacía referencia al estrés que el coral sufre debido a la explotación turística. La Gran Barrera de Coral recorre más de 2.200 kilómetros y es visible desde el espacio. Sin duda, la estructura viva más espectacular del planeta. Su pérdida sería algo irreparable y un nuevo síntoma preocupante de cómo la actividad humana afecta a la naturaleza.

No ha muerto, pero está grave

Sin embargo, científicos expertos en el tema se apresuraron a desmentir la mala noticia. Rusell Brainard, jefe del programa de Ecosistemas de Coral en las islas del Pacífico de la Administración Nacional Oceánica de Estados Unidos (NOAA) aseguró que “estamos lejos de la muerte del la Gran Barrera”. Brainard advirtió que aunque no esté muerta, sí está en serio peligro. Además del cambio climático, el coral está seriamente afectado por el incremento de las temperaturas del agua por el fenómeno de El Niño.

Blanqueamiento del coral

El pasado marzo el centro de Estudio de Arrecifes de Coral australiano alzó la voz de alarma ante el blanqueamiento de cerca del 93% del coral de la zona norte de la barrera. Este blanqueamiento es el síntoma de de que las aguas cálidas están afectando gravemente a los corales. Más allá de este sector, en solo el 7% de los 911 arrecifes analizados no había presencia de este blanqueamiento. Según los resultados preliminares, cerca del 30% del coral de la Gran Barrera está efectivamente muerto. El resto, continua vivo pero enfrentándose a unas condiciones cada vez más difíciles.