Google sigue con su objetivo de mejorar nuestra vida por el medio de estar siempre presente… Ahora lanza una nueva aplicación Allo, que ha sido presentado como el Whatsapp del futuro. Claro, con Allo pueden hacerse muchas cosas más que con la aplicación de mensajería. Como siempre. Pero esa reducción periodística que a los responsables de las compañías siempre exapera, define gráficamente el programa. Lo malo es que esa asociación es nociva. Si para describir a tu producto necesitas recurrir a la competencia, tienes un problema. Quizá nos equivoquemos, pero es que ya hemos vivido esto últimamente. Muchas veces.

Google inventa Facebook

Nada menos que en 2011, Google decide crear una red social. La Red Social, mejor dicho. Con un desarrollo clásico de la casa, Google+, o Google Plus o G+, tenía un uso muy simple y posibilidades que avanzaban el futuro de las redes, como la inclusión de gifs y la autorreproducción de vídeos. El único inconveniente es que ya existía una red social similar. Si, más rudimentaria y plana. Pero con cerca de mil millones de usuarios. Facebook llegó antes y ya se sabe. Winner takes it all. En la actualidad G+ es el lugar al que vas cuando quieres estar solo.

Facebook inventa Whatsapp

Esta vez le tocó a Zuck la iluminación. Si tengo millones de usuarios conectados con sus amigos, ¿cómo es que no utilizan esa red social para comunicarse en privado? He ido añadiendo posibilidades a mi Messenger (ya el nombre debería haberle hecho recapacitar), pero los usuarios prefieren un programa absurdo que, además, solo funciona en el móvil. Después de muchos cambios y promociones en Messegner, Zuck claudicó y recordó lo que es el libre mercado. Compró Whatsapp en 2014 por 21.800 millones de dólares.

Microsoft inventa el iPod

El 23 de octubre de 2001, Steve Jobs daba un revolcón a su compañía y a su hagiografía cuando alza una petaca blanca en Cupertino. Se trata de iPod. Un lector de mp3 cuya única ventaja a simple vista era la brutal capacidad (brutal para la época, claro). Pero el diseño. Ese diseño minimalista y rudimentario al mismo tiempo, tenía algo. Y cuando llegó a nuestras manos y pudimos ir siempre por la vida con toda nuestra música encima, ya no hubo marcha atrás. Bill Gates miró de reojo y no le gustó. Con calma eso sí. En 2006 lanzó la primera serie de Zune, el reproductor homólogo de Microsoft. El diseño era ya raro. Más chillón y espectacular. Como siempre, fue evolucionando más rápido que su rival. Pero no logró ganar la carrera. Microsoft decidió rendirse. En 2011, Zune apenas tenía actividad.

Apple inventa Spotify

Vale. Tenemos un dispositivo que lo ha petado. Y ese dispositivo, en el que la gente acumula días y días de música, solo puede gestionarse con un programa: iTunes. De Apple, claro. Y eso le sumamos que iPhone ha superado el éxito de iPod. Tenemos todo lo necesario para controlar el cotarro de la música en streaming. La industria de la música hoy en día. ¿Qué puede salir mal? Lancemos Apple Music Pues que ya existe ese servicio. Se llama Spotify y lo pusieron en marcha unos suecos en 2008. No es que les vaya muy bien tampoco. Tienen problemas para rentabilizar el negocio. Pero su sistema premium, de pago, va sumando suscriptores. En 2016 llegan a los 40 millones. Casi el mismo número de canciones que tiene disponible: 30 millones. Apple no se ha rendido. Todavía. Ahora plantea la compra de Tidal, la tercera plataforma similar que apareció hace un año. Esta, impulsada por artistas como Jay-Z. Una compañía con serios problemas económicos. Tidal le reportaría a Apple Music alrededor de cuatro millones de usuarios. Lejos de Spotify. Pero al menos Kanye West permitirá que sus discos aparezcan en Apple Music.

Instagram inventa Snapchat

Pero no todo son malas noticias. Algunas veces copiar por la cara un servicio o una funcionalidad tiene éxito. Todavía está por determinar cuál es el efecto exacto que Instagram Stories tiene sobre Snapchat. De repente, un día hace pocos meses a alguien se le encendió la bombilla en Instagram (que, no olvidemos, pertenece a Facebook, mil millones de dólares después). Y si le damos la posibilidad de que nuestros usuarios graben vídeos breves o cuelguen fotos, pero que desaparezcan al día después. Que no quede rastro en el perfil del usuario y que no se puedan dar likes. “¿Cómo… Snapchat?”, preguntó alguien desde el fondo. “¡Exacto!”, le contestaron. De momento en Snapchat aseguran estar muy tranquilos. No creen que los usuarios estén dejando de utilizar la red de las caritas de perrete para pasarse a Instagram. Pero “a nivel usuario”, sí que se percibe un menor uso de Snapchat frente a Instagram Stories.