El centro tecnológico Aimen, la Universidad de Santiago y las empresas gallegas Egatel y Ammi Technologies participan en el proyecto Silva, que desarrolla un sistema de control de plagas y enfermedades en masas forestales por medio de drones de ala fija, trabajando por una gestión forestal sostenible de maderas nobles, concretamente de cerezo y nogal, y de bosques de eucalipto, a un coste entre dos y cinco veces inferior al de las tecnologías existentes, según ha informado Aimen en un comunicado.

Imágenes de más resolución

Los drones levantarán el vuelo para obtener imágenes con mayor resolución que los tradicionales sensores empleados en teledetección, que se incorporan a satélites o aviones. También permitirá, siempre según la nota de Aimen, la monitorización de un área extensa de bosque mediante el uso de herramientas de información geográfica. El proyecto está financiado por el programa Feder Interconnecta 2015, y cuenta con un presupuesto cercano a los 2 millones de euros. Seguirá vigente hasta diciembre de 2017, y la explotación comercial de sus resultados se espera para 2019 o 2020.

Prometedor método

Desde hace tiempo, la comunidad científica viene comentado las posibilidades que tiene el uso de drones en el cuidado de los bosques, y países como Nicaragua o Panamá ya los han utilizado (en este segundo caso, bajo el pilotaje de indígenas). El envío de estas pequeñas aeronaves no tripuladas para sobrevolar los bosques tropicales presenta un gran potencial para la mejora de su control forestal y para la medición del carbono, con el fin de contribuir a mitigar el cambio climático, según afirmaron expertos en un evento organizado en el marco de una de las más recientes conferencias de la ONU sobre el clima. Así, la pequeña cámara de un dron del tamaño de un avión de aeromodelismo, volando a una altura de 50 a 300 metros, puede producir imágenes de alta resolución espacial e identificar y controlar con ellas fácilmente árboles específicos, y los cambios existentes en ellos.

Bajo coste

El bajo coste y la facilidad de operación de un dron significa además que podrían realizarse mediciones en los bosques con mucha más frecuencia que con las tecnologías convencionales de teledetección, que son más costosas. Además, dado que los drones vuelan por debajo de las nubes, se pueden realizar evaluaciones durante todo el año, sin perjuicio de las condiciones climatológicas. En territorios de tamaño mediano a grande, que van de algunos cientos a varios miles de hectáreas, la capacidad de inspeccionar todo el territorio de una comunidad con unos pocos vuelos haría que la aplicación combinada de drones e inspecciones sobre el terreno sea más económica que usar solo las inspecciones.