De tarde en tarde, se graba en España un disco que rompe con todo lo anterior. Que supone una referencia para las décadas siguientes y que, casi invariablemente, suele pasar desapercibido por el público y es machacado por la crítica del momento. Luego, no, luego ya se aclama con toda suerte de alharacas.

Como Camarón

Enrique Morente no aprendió la lección que Camarón impartió con La leyenda del tiempo, además de cometer los mismos errores magistrales casi paso por paso. Si el de San Fernando quiso darle un meneo al rígido flamenco acercándolo al pop, Morente fue más ambicioso y se unió a Lagartija Nick para llevar el cante a las puertas del punk-rock cuando en 1996 grabaron juntos Omega.

Documento familiar

Omega es algo distinto. Un documental de José Sánchez-Montes y Gervasio Iglesias que se estrenará a finales de año trata de desentrañar su gestación, su significado y su legado, partiendo de los testimonios de Soleá y Estrella Morente, de Antonio Arias, ex091 y alma de Lagartija Nick y otros que estuvieron involucrados en su grabación. Es improbable que lo logre, porque como toda obra inaccesible y trascendental, sus autores están lejos de ser capaces de explicarla. Aun así, promete ser un documento de uno de los momentos mágicos que, de tarde en tarde, se dan en la música española, cuando es consciente de la fuerza de sus raíces y del talento de sus ejecutantes, sin complejos, sin ataduras.

El flamenco, Lorca, Cohen y el punk

En Omega se dieron cita elementos tan dispares como Lorca, Leonard Cohen, el cante jondo y el punk. A priori, aspectos que jamás podrían conciliarse y en eso se quedó la crítica. Pero el artista fue más allá, presa de una visión, como Camarón, con mimbres similares. Morente frecuentaba a músicos jóvenes de Granada desde hacía tiempo porque como él mismo afirmaba medio en broma “lo que realmente me habría gustado es ser músico de rock”. Entre ellos estaban los hermanos Arias, que desde hacía tiempo mascaban la idea de musicalizar poemas de Lorca con su estilo sincopado y psicodélico. El cantaor andaba dándole vueltas a unos temas de Cohen. Una tarde se juntaron, pusieron en común lo que tenían entre manos y decidieron realizar una voladura incontrolada de los esquemas o como el maestro granadino definía con cuajo “¡hagamos que nos metan a todos en la cárcel!”

Una grabación caótica

La grabación tuvo parte experimental y parte caótica, como no podía ser de otro modo. Y la defensa en directo fue ya el Apocalipsis. Con Lagartija Nick descomponiéndose en el camino, Morente subió su apuesta presentando el disco ante un auditorio del puretas del flamenco que cuando oyeron aquello “¿eso es ruido?” fue lo más suave que le dijeron. Pero Omega, dos décadas después, se ha quedado a medio camino. No como obra, que es completa y atemporal, si no como influencia. De nuevo, los prejuicios y la falta de ideas ni para copiar con clase, convierten al disco en un oasis al que nadie ha acudido a beber, como si sobraran en el camino. Porque hay cosas que en la música española solo ocurren de tarde en tarde. [embedyt] http://www.youtube.com/watch?v=sMailVsJKGc[/embedyt]