El pasado 13 de noviembre, una banda de rock americana lo daba todo en el show parisino de su gira mundial. De repente, tres terroristas entraban en la sala. Lo demás es historia. Una historia en la que Eagles of Death Metal (EODM) nunca quisieron estar. Este sábado por fin actúan en Madrid en el festival Dcode.

Dcode, un festival heterodoxo

El Dcode marca el final de la larga y prolífica serie de festivales que cada año menudean por toda la geografía patria. La presencia de EODM es el aliciente del cartel junto a Bunbury, M. Ward, Zara Larsson, Mark Ronson y 2ManyDJs. Bueno, no es necesario decir que también estarán Love of Lesbian. El grupo catalán ha actuado en todos los festivales de España. En todos menos en uno. Efectivamente, se trata de un festival que unos pueden considerar ecléctico y otros de puro aluvión. Donde se van a dar cita propuestas intensas como las de Bunbury con otras electrónicas, rockeras o de público adolescente. Siempre el Dcode ha parecido un festival hecho de recortes de aquí y allá, no se sabe si con la premisa de atraer a mucho público, aunque sea heterogéneo, o porque por estas fechas ya es lo que queda en el mercado. En cualquier caso, será curioso comprobar la mezcla de tendencias y generaciones que se dará cita en el Campus de la Universidad Complutense donde se celebrará.

Una presencia más que simbólica

La presencia de EODM en cualquier caso, es más que simbólica. La banda canceló las fechas españolas de la gira que les llevó al Bataclán al celebrarse días después de los atentados. La nueva cita prevista para el 4 de marzo también fue anulada debido a la fractura en un dedo del cantante Jesse Hughes. Hughes junto al componente de Queens of the Stone Age, Josh Homme, forman el núcleo duro de la banda californiana. La acogida que tendrán por el público es otra de las incógnitas. Por un lado, la larga espera y la solidaridad tras el ataque fundamentalista podría hacer pensar en un concierto sentimental, sin dejar de lado la descarga rockera que el grupo garantiza. Por el otro, las salidas de tono de Hughes tras los atentados, asegurando que si los asistentes hubieran estado armados, nada habría sucedido, puede diluir esa corriente de empatía. Para rematarlo, recientemente ha declarado que se siente feliz de tocar por fin en España, donde podrá admirar “la bonita tradición de los toros”.