Casi el 10% de los niños iraquíes ha tenido que abandonar su casa
La escalada de violencia que se ha producido en Irak en los últimos años ha provocado que los servicios públicos esenciales, como el agua, los saneamientos, el servicio nacional de salud y la educación, se hayan deteriorado considerablemente, y esto, sumado a una sobrecarga por unos 3,3 millones de desplazados internos a zonas de menor conflicto, ha hundido a 85.000 familias en graves necesidades.
Particularmente vulnerables son los niños: casi el 10 por ciento de los menores iraquíes -algo más de 1,5 millones- se vio forzado a abandonar su hogar a causa de la violencia desde comienzos de 2014, año en que el grupo terrorista Estado Islámico (EI) se apoderó de vastas zonas del Norte y el Oeste de este país. Además, 4,7 millones de ellos se hallan en una acuciante necesidad de ayuda humanitaria y protección desde principios de ese año, lo que incluye no poder acudir a la escuela (son unos 2 millones los que no asisten a clase, 1 de cada 10 escuelas del país ha cerrado), estar peligro de muerte, sufrir heridas severas, violencia sexual, secuestros y reclutamiento por grupos armados, según datos de UNICEF.
Explotación laboral de menores
La situación se ha agravado en los últimos 18 meses, y más de 575 mil menores trabajan en este país, una cifra que duplica la de 1990, según UNICEF. La organización entiende que el fenómeno se debe a que la violencia obliga a millones de familias a abandonar sus lugares de residencia, lo que hace mella en las economías domésticas, y los menores se ven obligados a entrar en el mercado laboral.