De un tiempo a esta parte, los norteamericanos nos tenían un poco sorprendidos. Hacía tiempo que no oíamos ninguno de esos proyectos megalomaníacos a los que nos tienen habituados. Afortunadamente, siempre hay un mecenas que está dispuesto a reconciliarnos con la imagen que nos hemos labrado de sus grandes hazañas.

Cosa de Paul Allen

En este caso es el peculiar cofundador de Microsoft, Paul Allen, el que pone el dinero en el proyecto de desarrollar el avión más grande jamás construido, el Stratolaunch. Viendo las imágenes es una mezcla entre avión convencional y nave espacial sacada de Star Trek. Las medidas de aparato dan idea de la envergadura del proyecto: 550 toneladas de peso se sostendrán en el aire gracias a unas alas de 117 metros, es decir, utilizando la medida estándar en estos casos, mayor que un campo de fútbol. Cuenta con dos naves gemelas unidas por las alas y será tripulada por un equipo de tres pilotos.

Llevará naves al espacio

Su función no será, en principio, el transporte de pasajeros. Un proyecto de semejante tamaño, en todos los sentidos, busca ir más lejos. Su misión será llevar hasta la estratosfera, de ahí su nombre, cohetes espaciales que navegarán hasta el espacio y situarán satélites y naves tripuladas en órbita. Es decir, será como las viejas lanzaderas espaciales que llenaron los informativos durante finales desde finales de los ochenta a inicios del siglo XXI: pero este sistema minimiza los riesgos del lanzamiento y se evita la siempre complicada reentrada en la atmósfera y por otro lado, se trata de un método mucho más eficiente de desde un punto de vista energético y menos sensible a las condiciones meteorológicas. El proyecto lleva desarrollándose desde 2012 y este año se espera que realice los primeros vuelos de prueba una vez que acabe de ser montado en el puerto espacial de Mojave, California, para estar plenamente operativo en 2018.