Qué curiosos son estos tiempos que vivimos. Un día estás en lo más alto y al día siguiente desapareces. De nada vale tener miles de usuarios, suscriptores o followers, porque al ritmo que va la cosa, pasado mañana nos hemos cansado de ti y adiós. La última víctima, Vine.

Vídeos de seis segundos

Para los que no lo conocieran, Vine era una aplicación/red social que permitía a los usuarios grabar vídeos cortos. Ultracortos. Vídeos de solo seis segundos. Después estos vídeos se reproducían en bucles infinitos. Tanto era así que el éxito de los vídeos y viners no se contaba por reproducciones como en YouTube o seguidores como Twitter, sino en bucles o loops. Vine nació en 2012 como una especie de Instagram animado y en sus mejores momentos superó los 15 millones de usuarios. Fueron los buenos tiempos, cuando Twitter vio la presa y por “solo” 30 millones de dólares adquirió la compañía.

La caída y el síntoma

Pero desde entonces todo ha ido a peor. La competencia con otras aplicaciones ha sido su gran problema. Instagram, cuando comenzó a admitir vídeos en su plataforma, y la irrupción de Snapchat, provocó un éxodo de usuarios. No tanto en número, como sobre todo en actividad. Sobre todo los denominados influencers esos usuarios que llevan más tráfico a la plataforma. Estos influencers han comprendido que si tiran por el mundo del vídeo, YouTube les da más visibilidad, rentabilidad y posibilidades. Si prefieren seguir haciendo el tonto, en Instagram pueden también juntarse con la gente que solo va a ver fotos. La actitud de las marcas también ha sido determinante en la evolución de Vine. Nunca tuvo una gran penetración como herramienta de marketing. En los mejores momentos, solo el 10% de las principales marcas subían contenido. Y en 2015, de los 2.500 vídeos subidos a la red por las cuarenta mayores compañías de Estados Unidos, solo 113 fueron a parar a Vine. Lo más inquietante es que lo de Vine es el primer síntoma de la enfermedad de Twitter. Siguen sin ser capaces de saber como monetizar la plataforma, más allá de conseguir que el valor bursátil de la empresa sea estable. Pero también esto está empezando a fallar. De momento, han despedido al 10% de la plantilla. Y ahora se ven obligados a dar marcha atrás a una de sus primeras apuestas.

Estrellas de Vine

Lo que ahora desaparece es la aplicación Vine, la que permitía hacer vídeos. Twitter ha asegurado que mantendrá la web que almacena 39 millones de vídeos. Esos pequeños clips a través de los que conocimos al genial mago digital Zach King. O a esa familia trapisóndica, los Eh Bee. En España también hemos tenido nuestra estrella viner: Jorge Cremades. Bueno, en fin. Aquí siempre igual.