Se acerca la Navidad, y con ella un despliegue decorativo que tiene al acebo como uno de sus protagonistas vegetales, junto con el muérdago y la flor de pascua. El acebo es un arbusto de la familia de las Aquifoliáceas, de hoja perenne y verde, y longevo (puede vivir quinientos años), que da en invierno sus rojos frutos, todo un manjar para varias especies de pájaros, con cuyas heces contribuyen a propagar la especie. Hay acebos en bosques de hayas y robles  al oeste de Asia y Europa, y en España, el acebal de Garagüeta, en Soria, es la mayor reserva de esta especie en la Península Ibérica. Anterior a la tradición católica de usarla de ornamento navideño fue el significado místico que le dieron a este arbusto los celtas, que lo utilizaban en el solsticio de invierno para atraer la buena suerte y la prosperidad. Los druidas lo convirtieron en la materia prima de las varitas que empuñaban para sus juicios, manteniendo que a este árbol se le puede mentir pero no engañar. Además le conferían propiedades protectoras, de ahí que también hicieran amuletos y escudos con él.

Importante certificado de legalidad

Ya en la Edad media, los cristianos, que hasta entonces le daban más importancia al muérdago, comenzaron a utilizarlo, acentuando los colores rojos y verdes para estas fiestas. Las hojas puntiagudas de éste simbolizarían las espinas en la corona de Cristo, y las bayas rojas, gotas de su sangre. Con ello, el acebo se convirtió en otra tradición navideña. Sin embargo, hoy el acebo está en peligro de extinción en Estados Unidos y varios países europeos, entre ellos España, debido a su uso masivo navideño pero también para la fabricación de muebles y para curas medicinales. Existen incluso planes experimentales de reforestación de bosques mediante acebos. Por eso, indica Greenpeace, “en caso de comprar ramilletes de acebo o rusco, solicitar siempre un certificado que garantice el origen legal”, a diferencia del muérdago, que “a menudo forma parte de pequeños ramos con otras plantas verdes, y casi siempre con bayas que son muy decorativas. Es fácil de encontrar en los pinares y no supone un problema ya que es una planta que parasita los pinos”.