Este año nos va a regalar un segundo más de lo habitual, el último minuto del año va a tener 61 segundos. O más bien, se lo han regalado él, en concreto el Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia (IERS), con sede en París, que le añadió ese tiempo extra, de descuento, al día 31 de diciembre para compensar los cambios de rotación de la Tierra que afectan a los relojes atómicos, de los cuales dependen las mediciones más precisas que se conocen. Si bien los relojes atómicos, que están con nosotros desde hace más de 50 años, permite una medición del tiempo muy precisa, hay otro patrón para hacerlo, y es la rotación de la Tierra. Pero uno y otro no siempre están sincronizados, de ahí que, de vez en cuando, haya que añadir un segundo a un día, como ocurre esta Nochevieja. Esto es, el último segundo de mañana, día 31, pretenderá compensar las pequeñas variaciones en la duración del día que se acumulando y producen un desfase entre el tiempo en el que se basan los relojes -atómico- y el período de rotación de la Tierra. Y es que un día no dura 24 horas exactamente, es solo una aproximación. A este segundo de más que se añade se denomina "segundo intercalar". Se instauró en 1972. Se ha aplicado veintiséis veces desde entonces, la última de ellas el año pasado, aunque en esa ocasión el segundo se añadió al día 30 de junio.

Un segundo que baila en función de la geografía

En Madrid, Berlín, París o Roma, donde la hora oficial es UTC+1h, dicho cambio ocurrirá a la una de la madrugada del 1 de enero. Pero en Lisboa, Londres o Canarias, donde la hora oficial y el Tiempo Universal Coordinado coinciden, el cambio será justo en el momento de comer las uvas. Así que la Nochevieja llegará un segundo más tarde. En los países que están por detrás de la hora UTC, verán añadido ese segundo en el momento del 31 de diciembre en que su horario coincida con las 23:59:59 UTC: a las 18:00 horas en México, las 19:00 en Nueva York o las 21:00 en Chile. Feliz estreno de año.