La situación de Pedro Sánchez en el PSOE es de soledad ya cercana al absoluto. Quienes estuvieron en la reunión del Grupo Parlamentario Socialista (GPS) de este martes por la tarde, lo ponen en cifras para dar idea de lo numantino que empieza a ser la resistencia de Sánchez y el menguante grupo de fieles. Pidieron la palabra para intervenir 21 de los diputados presentes.

La soledad del secretario general ciego

Por tiempo, nos dice una fuente del GPS, "sólo pudieron tomarla 14, de ellos “sólo dos y medio” para defenderle". Se refieren al veterano del PSM, Rafael Simancas, al recién llegado cabeza de lista por Navarra Jesús Mª Fernández Díaz, y a Patxi López. “Pero Patxi -según quienes estuvieron presentes-, se movió en un terreno intermedio, pidiendo que se reflexionara, aceptando que la convocatoria de un Congreso era un error en estos momentos, pero que había que apoyar al secretario general”.

El resto de turnos pedidos de palabra no pudieron intervenir porque se produjo la llamada de los diputados al pleno y Antonio Hernando, que no intervino, tuvo que dar por finalizada la reunión. La quiebra entre la dirección del PSOE y su propio Grupo Parlamentario quedó, sin embargo, claramente retratada.

Sánchez y sus últimos incondicionales intentan poner su futuro, el suyo personal, en manos de los militantes, en un supuesto de que ellos sí le apoyarían y buscando así desoír a los cargos electos. Una huida hacia delante que amenaza con quebrar aún más al propio partido.

Gobierno PP o asumir responsabilidades

De hecho, como decía una veterana militante y cargo del PSOE a ELPLURAL.COM, “cuenta con lograr ese seguimiento entre la militancia apostando por hacer creer que él es la izquierda del partido, que los demás queremos entregar el gobierno al PP, lo que es sencillamente falso. Ahora lo que se pide es tan sólo que no sea cobarde y haga frente a sus responsabilidades en los resultados que se han obtenido elección tras elección, y a la situación de enconado enfrentamiento dentro del partido que ha crecido durante su mandato”.

En realidad aquí está la cuestión clave de lo que se vive ahora en el PSOE. El cruce entre dos tareas, la de sus asuntos internos, y la de los asuntos de España. Eduardo Madina, en la reunión del Grupo Socialista, intentó poner esas preferencias en un orden, apuntando al fondo de lo que él considera que sucede: “Primero están los intereses de España, luego los del partido y por último, muy último, los de algún dirigente que buscando salidas personales, ha dejado al partido sin ninguna”.

En ese cruce de intereses, Pedro Sánchez y sus seguidores apuntan que se les quiere descabalgar para hacer posible un gobierno del PP. Los que están enfrente, dicen querer ir paso a paso. Y el primero es que la dirección asuma que el control del partido está en el Comité Federal, máxima autoridad en el PSOE entre Congresos, y que si el Comité Federal el sábado rechaza sus propuestas tras las derrotas en Galicia y País Vasco y la imposibilidad de intentar formar un gobierno con sólo 85 diptuados, él debe dejar el cargo y dar paso a una gestora.

Lo que dicen los Estatutos

El temor de muchos de los miembros de la dirección socialista es que Pedro Sánchez, como decimos, intente vaciar de poder a los órganos del partido y poner su futuro en manos de los militantes. La petición por parte de seguirdores del secretario general para que sus simpatizantes acudan a rodear la sede de Ferraz el sábado es la prueba definitiva. Por eso, se ha acelerado una salida que evitaría a Sánchez ser ya secretario general cuando se reúna el Comité Federal.

Esa solución está recogida en el artículo 69, párrafo e de la normativa reguladora del funcionamiento general del Partido. En ella se dice que “Cuando dimita el Secretario/a General o más del 50 por 100 de los miembros de la Comisión Ejecutiva” se formará una gestora que se hará cargo del partido. En estos momentos, en diversas fuentes socialistas hemos podido saber que se está trabajando en ese sentido y que, dentro de la creciente soledad de Pedro Sánchez, podría producirse la dimisión de suficientes miembros de la Ejecutiva para provocar su caída en las próximas horas. Y esa Gestora sería la que convocaría un nuevo Comité Federal donde el PSOE ya decidiría cuándo convocar su Congreso y, de manera coresponsable, qué hacer en la disyuntiva dejar gobernar al PP, y bajo qué condiciones, o acudir a un tercer proceso electoral.

Ese movimiento de dimisión en masa del Comité Ejecutivo podría evitarse, eso sí, si un intermediario, alguien muy cercano a Pedro Sánchez y con capacidad de convencerle, y que ya estaría trabajando en ese sentido, no logra antes que presente el sábado su cabeza para que su salida sea ordenada y digna, y evite así la batalla que dejaría aún más herido a su partido.