El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, siempre ha sido visto como un banquero conservador, reacio a tomar decisiones o cambios bruscos en la política económica europea. Pero desde hace unos meses ha sorprendido a más de uno imprimiendo dinero, manteniendo los tipos de interés cercanos a cero y pidiendo a los gobiernos medidas expansivas.

Este lunes, en la Comisión de Economía del Parlamento Europeo, Draghi protagonizó un nuevo momento cercano al mundo al revés y pidió “aumentar los salarios” para combatir la baja inflación.

“Ha llegado el momento de aumentar los salarios, que llevan años creciendo por debajo de la productividad”, dijo el presidente del BCE, señalando que, en su opinión, el “débil” aumento de estos en los últimos años, así como la caída del precio del petróleo, son los principales motivos por los que inflación anual será del 0,2% este año, crecerá hasta el 1,2% en 2017 y alcanzará el 1,6% en 2018, según las previsiones del organismo europeo.

Draghi lleva meses reclamando más gasto a los Gobiernos que tienen margen: Alemania. “La política monetaria no basta para apoyar el crecimiento”, repitió en Bruselas donde, nuevamente, defendió que, “sin las políticas de estímulo del BCE, habría deflación y un paro más elevado”, así como que, “si no hay políticas fiscales que acompañen, las políticas monetarias extraordinarias requerirán más tiempo”.

Este trabajo para continuar con la recuperación en la Eurozona, que actualmente considera se está produciendo “con menos ímpetu”, debe ser trabajo de “todos los agentes económicos”, defiende Mario Draghi.