Rita Barberá se va del Partido Popular, pero mantiene su escaño en el Senado porque, según afirma, de irse “podría entenderse como una asunción de culpabilidad”. Pero esta despedida descafeinada de la exalcaldesa valenciana no ha sentado nada bien a muchos, especialmente en la Cámara que le dio este cargo al que ahora se aferra.

En un acto sin precedentes en las últimas décadas, todos los partidos de las Cortes valencianas se han puesto de acuerdo para pedir a Barberá que abandone su acta en la Cámara Baja, en la que se encuentra por designación autonómica.

“Anomalía democrática”

En el pleno celebrado este miércoles, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha apoyado buscar “todas las fórmulas” posibles para que Rita Barberá deje de ser “una representante valenciana en Madrid”. “El escaño no es de Barberá, es un escaño propiciado por Les Corts. Es una senadora territorial que representa a los valencianos y es por tanto una anomalía democrática que una persona imputada, que ahora es una tránsfuga, esté representando a la Comunitat”, ha afirmado contundentemente el presidente.

Pero el problema es que el acta de senadora, al igual que la de cualquier cargo electo, es a priori, propiedad de la persona que la ocupa, la cual es la única que puede dejarla.

Para buscar este resquicio en el reglamento, el presidente de las Cortes Valencianas, Enric Morena, pedirá una “reunión urgente” con su homólogo en el Senado, Pío García Escudero. “Quedarse con el escaño es declararse en rebeldía de la voluntad popular de los valencianos”, afirmó Morena.

Por su parte, el PP también ha sido contundente contra Barberá, recordando su coordinadora Eva Ortiz que, desde hace meses, el partido en Valencia ha defendido que la aún senadora “debe hacer lo mejor para ella y para el PP, que acabe con esta situación de tensión. Tenemos claro que todo el mundo tiene derecho a la presunción de inocencia, pero políticamente lo mejor para Barberá y para el partido es acabar con esta situación”.

Al Grupo Mixto

Con su salida del PP, la vida de la exalcaldesa de Valencia sí cambiará en el Senado, ya que abandona el grupo popular y se une al Mixto, en el cual se encuentra, entre otros, el representante de Bildu y los dos de Compromís, partido valenciano que ha sido el azote de Barberá en los últimos años de su alcaldía, con el caso Ritaleaks a la cabeza, tras el que los calificó de “comunistas” y de haber “nacido para destruir”.

Con todos ellos se deberá entender ahora para repartirse el trabajo del grupo Mixto y, si así lo acuerdan, ocupar algún puesto en una de las comisiones en el Senado, ya que al abandonar el grupo popular también pierde sus puestos que éste le había dado como vocal en la Comisión Constitucional y en la de Economía.