El mundo se divide en dos clases de personas: los que juegan a Pokémon GO y los que flipan al ver cómo los primeros se meten en toda clase de líos por cazar a un bicho digital. A tal punto ha llegado el asunto, que el ejercito francés le ha "declarado la guerra" a estos pequeños monstruitos de bolsillo y a sus respectivos entrenadores humanos, que no dudan a la hora de saltar una verja de la armada para cazar un Pokémon. En nuestro país la policía no ha ido tan lejos, pero sí ha advertido que está totalmente prohibido cazar Pokémon mientras se está conduciendo un coche o una bici. 

Pero Pokémon GO no es el único juego que nubla el juicio a pequeños y mayores. La tendencia de hacer juegos que "no tienen final" como los Pokémon GO, Hay Day, Clash of Clans o Candy Crush están enganchando a un número sorprendente de nuevos jugadores.

Esta clase de juegos suponen un reto cognitivo. El cerebro humanos busca retos y encuentra placer en ellos. 

¿Qué tienen está clase de juegos que nos vuelven locos?

¿Qué proceso tiene lugar en nuestro cerebro para que nos volvamos adictos? Según explica Manuel Martín-Loeches, profesor de psicobiología de la Universidad Complutense de Madrid y Director de la Sección de Neurociencia para ELPLURAL.COM: "A nivel cerebral se da la activación de determinadas áreas del cerebro, cuya estimulación se sabe produce un gran placer, o al menos ciertos grados de satisfacción. Por ejemplo, el núcleo accumbens, o los cuerpos mamilares del hipotálamo. Se sabe que todas las drogas que producen adicción activan, directa o indirectamente estos centros, especialmente el accumbens", al que se le atribuye una función importante en el oscuro asunto de las adicciones.

Para llegar hasta la adicción "hay que atravesar varias barreras", explica para ELPLURAL.COM José Antonio Molina, Doctor en Psicología y autor del libro SOS tengo una adicción. "Primero hay que hacer uso de un videojuego, utilizarlo con un hábito regular. Otra cuestión sería que ese uso se convierta en un hábito, es decir, que ante ciertas situaciones empiezas a utilizarlo". El problema viene que a más hábito tienes, "más riesgo de desarrollar una dependencia".

Para Martín Loeches, "al menos suponen un reto cognitivo. El cerebro humanos busca retos y encuentra placer en ellos. Implican objetivos, planes de acción, etc, aunque se sucedan indefinidamente porque, como dices, no tienen un final; pero sí obetivos parciales. Y en el caso del Pokemon Go creo que hay algo de competitividad (se oye mucho eso de yo he cazado más que tú)".

¿Cualquiera puede caer en esta adicción?

Para Molina deben darse ciertos factores: "Hay personas con ciertos rasgos de personalidad que son más proclives a poder desarrollar un cuadro adictivo, en este caso a videojuegos. Personas que son más impulsivas, en general, que tienen mayor dificultad para demorar refuerzos (comprar cosas que quieren sin valorar las consecuencias, etc) y se basan más en el presente, en el momento actual".

Martín-Loeches coincide con el psicólogo y señala que hay diferencias individuales. "No todo el mundo es adicto al tabaco, algunos son más adictos que otros e incluso se sabe de gente que ha sido capaz de dejarlo. Todos somos propensos en mayor o menor grado, pero dependiendo de variables genéticas (se sabe de algunos genes que hacen a algunos ser más propensos a adicciones, porque afectan a los niveles de determinados neurotransmisores en determinadas zonas del cerebro), o biológicas de otro tipo (la edad, un cerebro de menos de 21 años todavía no ha terminado su maduración...), o de oportunidades y aspectos y culturales particulares, seremos más propensos de manera diferente".

Ambos expertos consideran que, efectivamente, este tipo de juegos que no tienen un final pueden resultar más adictivos. "Hay algunas personas que abandonan este tipo de juegos, pero los que se quedan, podríamos decir, que se pican para seguir y seguir al no tener un final. Eso va haciendo que vayan invirtiendo cada vez más y más tiempo".

5.200 € al mes para críar cerdos y gallinas

Tiempo... y dinero. En juegos como Hay Day (conocidos como freemium) se sabe que existen los llamados whales (ballenas), personas que pueden llegar a gastar más de 6.000 € en un mes para comprar diamantes y acelerar la producción de los animales o productos de su granja. Según los datos de los que se disponen, la mitad de los ingresos de esta clase de juegos vienen de lo que se dejan el 10% de los usuarios. Lo más sorprendente es el perfil de estos whales: hombres de negocios de mediana edad con unos ingresos anuales de más de seis cifras.

Hay personas que pueden llegar a gastarse 6.000 € en diamantes en un mes

¿Qué les pasa por la cabeza para gastarse esta cantidad ingente de dinero? "Lo que se produce es una pérdida de control", explica Molina, "una característica típica de los cuadros adictivos y en las adicciones a videojuegos, también. Esto lo que significa es que tu parte cognitiva está conservada, es decir, no hay una pérdida del juicio o de contacto con la realidad, sabes que estás gastando ese dineral, pero la voluntad está muy disminuida y, en determinadas adicciones, incluso prácticamente anulada".

Y este caos, ¿deja alguna huella impresa en nuestro cerebro? "Se sabe que el uso excesivo de los videojuegos produce resultados negativos", explica el neurocientífico. "Uno relativamente frecuente es la sobreexcitación de las regiones prefrontales del cerebro. Esto no es bueno, ni mucho menos, ya que se parece a un patrón que se ha encontrado en esquizofrénicos. Los excesos son siempre malos. Podría conllevar falta de atención y concentración, además de poco autocontrol y supervisión del propio comportamiento".

No todo es negativo

Pero que estas conclusiones no os lleven a error. Como todo en la vida, son los excesos de uso lo que pueden provocar consecuencias negativas. Bien utilizados y con un tiempo dedicado dentro de la normalidad, puede ayudar a desarrollar determinadas habilidades. De hecho, un artículo muy reciente habla del beneficio de usar videojuegos 2 horas a la semana. "Benefician la atención y concentración, etc (lo contrario de lo que produce el exceso), ya que no es otra cosa sino el ejercicio que hace el cerebro para determinadas funciones cognitivas, y la práctica es beneficiosa", explica Martín-Loeches. "Se simulan realidades para las que se dan soluciones, y eso puede ser útil para la realidad real. Pero el exceso atrofia. Claro, dos horas parecerán pocas a mucha gente. Pero suficiente para otras".

Usados con prudencia, los videojuegos benefician la atención y concentración

El Doctor en Psicología también reconoce sus bondades, "tienen una serie de características positivas, además también de las propias negativas que puedan existir". Todo depende de las manos en las que caiga el videojuego. Como bien reconoce Molina, "no podríamos hablar de que los videojuegos son buenos o malos per se", al igual que un perro de una raza peligrosa no tiene porqué ser violento o un coche de gran potencia utilizado únicamente por personas que les gusta correr más en la carretera de lo que permite la ley.

Una partida y sigo trabajando....

Muchas personas nos escudamos en un videojuego 'ocasional' para canalizar nuestro estrés o 'vaciar' nuestra agotada cabeza. ¿Es esto positivo? "Por supuesto", confirma Martín-Loeches, "cambiar de actividad o descansar cada hora u hora y media es muy recomendable para el cerebro. Este tiene un ciclo atencional en el humano de unos 90 minutos (lo que duran las películas, conciertos, etc, por lo general), momento en el cual se recomienda una pausa.

Además, cambiar de actividad radicalmente "se considera beneficioso para muchos procesos cognitivos, entre ellos el aprendizaje". Parece que si paramos en un punto y nos dedicamos a otra cosa, el cerebro por sí sólo puede estar repasando y buscando soluciones de manera inconsciente, soluciones que surgirán a la consciencia posteriormente. "A veces, conviene por tanto cesar cierta actividad para no saturar al cerebro y dejar que por sí mismo trabaje con lo que ya tiene. Cambiar a una actividad radicalmente distinta cumple muy bien esta función".

¿Como puedes ayudar a un adicto a los videojuegos? 

El psicólogo recomienda destacar las consecuencias negativas que su comportamiento está generando en las distintas parcelas de su vida. "Se van distanciando de su familia, van perdiendo interés por actividades que antes le resultaban reconfortantes, se suelen invertir menos horas en sueño, dado que están obsesionados con seguir jugando". 

Si vemos que nuestra pequeña intervención no tiene ningún efecto, quizá sea el momento de dar el salto y acudir a un profesional. Allí, los psicólogos trabajarán para que el afectado reconozca su problema, "algo que en muchas ocasiones resulta altamente complicado, ya que en las adicciones, en general, suele haber una negación y en este tipo de adicciones, suele ser mayor todavía". 

Una vez conseguida esa hazaña, se trabaja "con las consecuencias negativas que le ha generado, pero también con las positivas que espera conseguir". También es de gran importancia que "se ocupen en otras actividades gratificantes, ya sean deportivas, de ocio, que les permita divertirse, entretenerse y no estar localizado sobre los videojuegos. Se trabaja también con lo que llamamos control de estímulos (que la tarea de acceder al juego no sea sencilla, como un solo clic) porque sino se hace más complicado el hecho de no jugar". 

Para no caer en todos estos problemas, lo recomendable es no sobrepasar las dos horas de juego a la semana y, si es posible, buscar videojuegos que puedan ayudar a desarrollar determinadas habilidades cognitivas.