Javier Arenas ha enviado a la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional un escrito en el que pretende exponer su lejanía con todo lo que tenga que ver la trama Gürtel. El escrito fue su reacción rápida al simple anuncio de citación que la Audiencia Nacional le hizo (a él y a todos los secretarios generales del PP que ha habido, excepto Rajoy)   para testificar sobre la trama Gürtel en el juicio que debe iniciarse el próximo 4 de octubre.

Mucho más que compañeros, amigos

Fue tan rápida su reacción que, como él mismo reconoce en el escrito, lo enviaba cuando tan sólo había “tenido conocimiento a través de medios de comunicación que ha sido interesada citación para que se practique prueba testifical en razón de cargos políticos que hubiera desempeñado”. Es decir, antes de que le llegara la citación oficial.

Un acto de ponerse la venda antes de la herida con el que buscaba evitar encontrarse ante una situación que, sin duda, para él va a ser comprometida. Y es que, al contrario que los imputados, recordamos, los testigos tienen que decir la verdad o caen en perjurio. Es decir, Javier Arenas en la vista tiene que responder sobre todo lo que sepa de las andanzas de Luis Bárcenas quien, recordamos, fue mucho más su amigo que su compañero en el partido.

La reunión en Génova y la comida en Sevilla

Sin ir más lejos, el propio Javier Arenas tuvo que reconocer que eran ciertas dos situaciones en las que Bárcenas, en las declaraciones ante el juez Ruz, le colocó junto a él en momentos clave de todo lo sucedido en torno a este embrollo de cuentas B y comisiones y sobresueldos.

El primero, cuando, a petición de Bárcenas, Arenas estuvo presente en el encuentro crucial que el extesorero y su mujer tuvieron con Mariano Rajoy, en el despacho del Presidente del partido en Génova, a raíz de que Bárcenas sintió que perdía el favor del partido y María Dolores Cospedal comenzaba a dejarle caer.  

Igualmente, Arenas acabó por reconocer que era cierta la reunión que “un viernes a primeros de diciembre, en Sevilla” mantuvieron en el restaurante Oriza y en la que el extesorero le explicó a su amigo que tenía dos cuentas en Suiza y los saldos que había en ellas, así como la conveniencia de que, puesto que eso iba a saltar a los medios, mejor era resolver su situación laboral con el partido. Difícil imaginar una relación de mayor confianza.

Las razones de Arenas

¿Pero cuál es la argumentación de Arenas en su intento de librarse de acudir al juicio de la Gürtel? Básicamente su escrito dice que la petición de su declaración “se justifica en errores”.

Y enumera así, aunque como decimos reconocía que aún no tenía la citación de la Audiencia, una serie de rectificaciones como que no era Secretario General en determinadas fechas, o que “es incierto que dirigía el Comité de Campaña en las Elecciones Municipales de 2003” o que no dirigió nunca como Secretario General el comité de Campaña porque “no estaba, ni está, la de dirigir ni coordinar las campañas electorales, ni los Comités de Campaña”.

Circunstancias que parecen secundarias frente a su conocimiento de los personajes implicados y de hechos como los que hemos apuntado. Y este es el problema para Javier Arenas, y del que posiblemente intenta protegerse: que su presencia como testigo en este primer juicio de la Gürtel (el denominado Primera Época, 1999-2004), le convertiría en necesario testigo para la pieza separada llamada ‘Caja B del PP’, o de ‘los papeles de Bárcenas’. Un caso aún mucho más peligroso para la cúpula popular, aunque seguramente el proceso no tendrá lugar antes de finales de 2017, o incluso 2018.