No es una previsión sino una realidad que ha sorprendido en Francia y que contrasta mucho con la situación española. Según el diario Le Monde, que cita tres estudios sobre las remuneraciones publicadas a finales de agosto por más de 300 empresas de todos los sectores y tamaños, el aumento global de los salarios en el país vecino ha sido de un 2,7% en lugar del 2,4% previsto inicialmente.

Primera comparación odiosa: Esto ocurre en un contexto de crecimiento débil, con un aumento previsto para este año en Francia del 1,5%. En España supimos hace poco que el crecimiento del segundo trimestre de 2016 fue del 0,8%, con una variación interanual del PIB del 3,2%, y que el Gobierno situaba la previsión para este año en un 2,9%. Es decir, aproximadamente el doble que los galos.

¿Lo notarán aquí los salarios? Todavía no hay datos reales sobre las remuneraciones de las empresas españolas, pero las previsiones realizadas a principios de año apuntaban una revisión al alza, por primera vez desde que comenzó la crisis, que sería del 1,6%. Una gran noticia, sí, pero resulta que es casi la mitad que en Francia.

Segunda comparación odiosa: Gracias a esa alza salarial el poder adquisitivo de los franceses aumentará previsiblemente este año un 1,7%, una decima más que el pasado. Suerte la suya porque en España, por contra, el sueldo medio bruto ha perdido un 4,5% de capacidad de compra en los últimos cinco años, según un informe de Adecco, con la única buena noticia de que, gracias a la caída de la inflación, creció un uno% el año pasado.

 Tercera comparación odiosa: El salario medio en Francia en 2015 fue de cerca de 38.000 euros al año, unos 3.150 euros al mes en doce pagas. Ese mismo año el sueldo medio en nuestro país fue de 1.640 euros mensuales, alrededor de la mitad. Además, según un informe del Instituto de Estudios Económicos, España es el cuarto país de la Unión Europea donde menos crecerá este año la remuneración salarial, un record en el que tan solo nos aventajan Bélgica e Italia y en el que la campeona es Grecia, con un 2,2 de retroceso, por razones de sobra conocidas.

Cuarta comparación odiosa: el salario mínimo interprofesional de este año en Francia se sitúa en 1.467 euros al mes, en doce pagas, frente a los 764 euros de España en idéntica distribución. Es decir, 17.604 frente a los exiguos 9.168 de nuestro país. La buena noticia aquí es que el aumento ha sido un par de décimas mayor y, debido a esa enorme diferencia entre salarios, quienes perciben el mínimo en España cobran siete euros más al mes respecto al año anterior mientras que a los franceses solo les han subido nueve euros mensuales.

Quinta comparación odiosa:   Aunque los más beneficiados por el alza salarial son en los dos casos los directivos de las empresas, en Francia se plantearon en mayo de este año una iniciativa para frenar el alza de los salarios millonarios de los ejecutivos del país, que llegaron a una remuneración media de 2,34 millones de euros, e imponer un sueldo máximo. El objetivo es que no superen los 1,75 millones.

En España no se plantea algo similar, y ello a pesar de que los años de la crisis beneficiaron más a los directivos que a los empleados. Según un informe elaborado por el grupo ICSA y la escuela de negocios EADA, en 2009 la remuneración media de un empleado era de 22.762 euros brutos, sueldo que sufrió cuatro años consecutivos de recortes hasta llegar a los 21.307 en 2013. Aunque después se ha incrementado, durante esos años el sueldo de un empleado cayó una media de 253 euros al año mientras que, según el mismo informe, el de los directivos subió en 5.010 euros.

Sexta comparación odiosa: El paro en Francia es menos de la mitad que en España. Y bajando. Para alivio del presidente Hollande, que afronta elecciones presidenciales en 2017, el segundo trimestre del año la tasa de desempleo se redujo en tres décimas, hasta el 9,6 de la población activa. Es el mejor registro desde finales de 2012 y sitúa al país vecino por debajo de la barrera psicológica del 10%.