Cuatro años de largas, intensas y arduas negociaciones han culminado este martes en un histórico acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en La Habana. Dicho acuerdo ha sido anunciado en un acto formal en el que se han podido observar diferentes emociones, desde lágrimas hasta aplausos por finalizar con una guerra que ha estado vigente durante más de medio siglo y que se ha llevado consigo a más de siete millones de víctimas, la mayoría civiles inocentes. 

Por el momento queda pendiente firmar el documento. Se conoce que la firma se llevará a cabo en Colombia, pero la fecha no está fijada todavía, aunque todo apunta a que se celebrará en las próximas semanas. Será a partir de este momento cuando comenzará el plazo límite de 180 días para que las FARC dé por finalizada la lucha armada, sin disponer de fusiles en su poder. 

Al comienzo del acto ambos bandos cantaron al unísono el himno de Colombia en el que se dieron abrazos y se hicieron fotografías juntos. En el momento de anunciar el acuerdo de paz ambas partes aplaudieron efusivamente sobre todo cuando finalizaron la lectura del comunicado conjunto, aunque está pendiente el inicio de las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Después de haber anunciado en el mes de junio este acuerdo, ambas partes han querido atar cuanto antes los flecos sueltos de otros pactos que ya se habían llevado a cabo sobre el desarrollo rural, participación política, drogas ilícitas y reparación de víctimas.

Todo son alegrías   

El jefe negociador del Gobierno de Colombia, Humberto de la Calle, se ha pronunciado sobre el acuerdo y ha advertido de la nueva época que está por venir: "La guerra ha terminado. Pero hay un nuevo comienzo. Este acuerdo abre posibilidades para comenzar una etapa de transformación de la sociedad colombiana". 

Por otra parte, el cabeza de la delegación gubernamental mostró su satisfacción sobre el pacto celebrado: es "un acuerdo viable, el mejor acuerdo posible", aunque también añadió que ahora todo está en manos de los colombianos porque ellos disponen de la última palabra en el plebiscito convocado para el dos de octubre.

También el jefe negociador de la guerrilla "Iván Márquez", alias de Luciano Marín Arango, ha expresado su alegría: "Hemos ganado la más hermosa de las batallas, la de la paz de Colombia".  Y su número dos señaló que con este pacto "termina la guerra con las armas y comienza el debate de las ideas", al dar vía libre al salto a la vida civil de la guerrilla más antigua del continente, que después de 52 años de lucha armada se va a convertir en un movimiento político. 

¿Qué será de las FARC?

Después de los seis meses que la insurgencia estará concentrada en las zonas transitorias durante el alto el fuego, las FARC tendrán portavoces en el Congreso "con voz pero sin voto", hasta 2018. Entonces podrán presentarse a unas elecciones con una representación mínima asegurada por dos legislaturas. "Del cónclave de La Habana ha surgido humo blanco, doctor Humberto de La Calle. Habemos pacem, tenemos paz, viva Colombia, viva la paz", proclamó Márquez, sonriente y contento. Además, razonó al segundo grupo rebelde del país a que encontrara el camino de aproximarse a la paz. 

Apretón de manos 

La tensión entre los dos bandos fue poco a poco reduciéndose a medida que fructuficaban acuerdos y se realizaban miles de horas de trabajo conjunto que permitieron más cordialidad y entendimiento. Al comienzo ambas partes acudían por separado a las reuniones. Fue dos años más tarde cuando las cámaras captaron el primer apretón de manos entre los dos jefes, cuando acordaron volver a la mesa de negociación pocos días después de que Juan Manuel Santos suspendiera las conversaciones en represalia por el secuestro de un general del Ejército de las FARC.

Sin embargo, el apretón de manos más llamativo fue el del presidente Santos y el jefe máximo de las FARC, Rodrigo Lodoó, alias "Timochenko", en septiembre de 2015 en La Habana para sellar el acuerdo sobre justicia transnacional. Se repitió nueve meses después en el anuncio de alto el fuego. Y probablemente se repita en las próximas semanas en Colombia, cuando ambos instalen definitivamente la paz.