Vaya por delante una confesión personal: tal vez mi única pasión personal durante toda mi vida, desde mi infancia hasta mis 69 años actuales, ha sido, es y espero que siga siendo hasta el fin de mis días, mi adhesión incondicional, y por tanto irracional, al Barça, esto es al F.C.Barcelona. Más todavía: personalmente siento por Leo Messi una admiración infinita como futbolista, le considero el mejor del mundo en toda la historia de este deporte y siempre le estaré agradecido por las muchas horas de gran fútbol que ha protagonizado y espero que continuará protagonizando con la camiseta barcelonista.
Dicho esto, añado que todo tiene un límite, y que estoy radicalmente en contra de la campaña emprendida por el Barça bajo el lema: "Tots som Messi" ("Todos somos Messi"), como expresión de rechazo público a la condena impuesta al gran jugador argentino, junto a su padre, por fraude fiscal. Lo lamento mucho, pero en este caso no me puedo alinear con el Barça. Simplemente porque yo no soy Messi, porque yo he pagado siempre todos mis impuestos y porque el fraude fiscal es un delito contra el conjunto de la sociedad.
No obstante, hay muchas cosas que me escandalizan en este caso, y no afectan precisamente a Messi ni a su entorno familiar. Aunque sé que Messi tiene unos ingresos fabulosos, me escandaliza mucho saber que ahora es el mayor contribuyente individual en España, muy por encima de todas las grandes fortunas de nuestro país; que la contribución personal de Messi a
Yo no soy Messi, porque he pagado siempre mis impuestos y el fraude fiscal es un delito contra el conjunto de la sociedad
Hay también otra cuestión que me escandaliza e inquieta, ya que a mi modo de ver afecta de lleno a la instrumentalización torticera de
Pues bien, esta misma Abogacía del Estado sostuvo y sostiene, en el juicio del 'Caso Noos', que la infanta Cristina de Borbón no puede ser acusada de ningún delito fiscal porque confío en su esposo, Iñaki Urdangarín. Poco importaron en aquel caso los conocimientos que sin duda atesora la hermana del rey, sin duda muy superiores a los de Leo Messi, a quien, en cambio,
Claro está que
Poco importaría todo ello, evidentemente, si no fuese que Marta Silva de Lapuerta –perteneciente, por cierto, a la muy renombrada promoción de 1996 de Abogados del Estado que se conoce como “
Repito que yo no soy Messi y que discrepo profundamente de la campaña pública de solidaridad barcelonista con el jugador argentino emprendida por su club, que es también el mío. Pero el “caso Messi” también afecta al juego socio consustancial con las cloacas del Estado.