El asunto tiene todos los elementos de un thriller: mafia policial, amenazas a comercios que no cotizan, pagos con sexo gratis en puticlubs…. Y en el centro del asunto aparece quien ha sido todo en el PP de Balears: presidente del partido, concejal, diputado, consejero autonómico, delegado del Gobierno… José María Rodríguez controla los hilos del partido conservador balear desde hace décadas: dirigió congresos, presentó candidatos, defendió intereses económicos y a su alrededor creó legiones pretorianas a las que aún mantiene agradecidas y, en consecuencia, lo defienden con un cuchillo entre los dientes.

El escabroso asunto ha saltado a la luz cuando se ha levantado el secreto de sumario por la manipulación de exámenes para el ingreso en la Policía Municipal de Palma. El proceso es de libro: alguien se encarga de que determinados aspirantes aprueben la oposición a cambio de que, una vez investidos policías, deben obedecer las directrices que vienen “desde arriba”, donde se encuentra don José María Rodríguez. “Eso lo arregla el Rodri” era la frase más común en el entorno mafioso. Sus principales clientes han sido propietarios del agitado mundo nocturno, que en Palma no es poca cosa.

Durante tantos años de padrinazgo en la sombra, “el Rodri” se ha ganado muchos enemigos que han querido denunciarle para acabar con él. Nadie lo consiguió. Se dice que es extremadamente diestro en el manejo de situaciones. Quedó probado que había avisado al poderoso alcalde de Andratx (PP, 4 años de cárcel) horas antes de que la Guardia Civil interviniera en el ayuntamiento. Al ser requerido por la conversación entre ambos señaló: “Pues hablamos de que era lunes y de que yo estaba en mi despacho…” expresión que hizo jocosa fortuna en todos los cenáculos mallorquines. Todos los tratos los hacía en sus despachos, oficiales o particulares, donde se sentía a salvo de escuchas indiscretas. Y cuando se trataba de dar una respuesta concreta o referirse a una cantidad de dinero, lo escribía en un papel, que luego destruía.

En uno de sus autos, el juez Penalva se cita a Rodríguez como “el artífice en la sombra del organigrama corrupto” al tiempo que señala que “pretendía rodearse de un grupo de agentes a quienes se les facilitara la colocación y ascenso en el escalafón policial”. El escrito judicial no hace más que constatar una realidad que algunos sabían y que todos en Palma intuían. En el sumario también de habla de “fiestas con cocaína y prostitutas con grupos policiales”. Toda una “L.A. Confidential” pero sin la magia de Kevin Spacey y el glamour de Kim Basinger; todo igual de podrido pero mucho más cutre.