Albert Rivera, más conocido como el cuñado de España, "es un político joven al que le encanta la política" explica para ELPLURAL.COM la abogada y politóloga Aurora G. Pérez. Lo malo parece ser su 'complejo de tahúr': "aunque se mueve como pez en el agua, el problema es que sus ideas, lo que piensa y lo que trata de diseñar no lo muestra: siempre oculta sus cartas".

Andrea Greppi, catedrático del campus de Ciencias Sociales y Jurídicas de la UC3M le define así para ELPLURAL.COM: "un chico aplicado, que no puede quitarse de encima esa pinta de primero de la clase que tanto le gusta a los directores de instituto, y que está dispuesto a pasarse toda la noche en vela preparándose todas las lecciones que haga falta preparar para agradar a quienes tienen mando en plaza". Para Greppi, otro de los puntos débiles es la falta de creatividad de Rivera: "no se le recuerda una sola idea que fuera de su propia cosechaPero no importa. Él está firmemente convencido que tampoco hace falta. El juego consiste en representar únicamente el papel que alguien te marca, sin salirse del guión, y sin esforzarse siquiera en aparentar que uno sabría hacer algo más que eso".

Pero... la apariencia no lo es todo

Tras esa imagen impoluta, con ciertos tintes de afán de superación y carácter fuerte que pretende transmitir Rivera, se encuentra una persona que denota una gran inseguridad. Según explica Pérez, "aunque tiene un discurso claro, cercano y gana en el cuerpo a cuerpo, su mayor defecto es que se pone muy nervioso cuando alguien le lleva la contraria o le mantiene el pulso dialéctico. Eso le da una imagen de nerviosismo que transmite inquietud al espectador". Un más que delícado talón de Aquiles que el líder de la formación naranja debería aprender a corregir más pronto que tarde.

Salvando ese gran defecto, parece que, y nos guste más o menos su discurso y lo que defiende, Rivera resalta por reunir más luces que sombras con respecto al candidato popular. Cierto es que tampoco llega a tener madera de líder, pero siempre y cuando nadie le lleve la contraria, su discurso parece coherente con sus ideas. 

Intentando innovar en la tradición

En lo que a su indumentaria se refiere, "el candidato de Ciudadanos parece estar a caballo entre Rajoy y Sánchez. A medio camino entre un estilo conservador y popular, creo que intenta transmitir una imagen más moderna, juvenil y cercana al resto de candidatos", explica para ELPLURAL.COM la asesora de imagen Eva Sanvivas.

¿Consigue Rivera transmitir una imagen más 'fresca' que el líder genovés? "Creo que no lo consigue del todo" reconoce Sanvivas, "transmite una imagen muy cercana a la del Partido Popular".

Cuñado, tahúr y crupier en sus ratos libres

La destreza con las manos es uno de sus puntos fuertes. Según José Luis Martín Ovejero, experto en comportamiento no verbal y retórica, "si en algo vence a sus contrincantes es en su gestualidad de manos, un gran elemento a la hora de valorar si la persona está convencida de sus palabras". 

Su físico, al igual que Sánchez (y al contrario de lo poco agraciados físicamente que son Rajoy e Iglesias) también le supone ciertas ventajas. Además, según Martín Ovejero, "su rostro es coherente con lo que en cada instante comunica y eso le hace parecer muy implicado con el contenido de su discurso. También cuenta con una positiva mirada directa hacia quienes le observan".

Pero, aunque peque de ir un poco de 'don perfecto' también comete errores y tiene sus sombras. "Su mayor inconveniente podría encontrarse en que lo perfecto que es bajo guión, se rompe a la hora de la improvisación. Cuando sale de su zona de confort, la tensión nerviosa le vence y se le advierte muy inquieto, en constante movimiento, pierde la mirada del receptor y pasa de los gestos que ilustran sus palabras, a tener que cogerse otras partes de su cuerpo o  sus prendas de vestir."