Cuando el decano de la Facultad de Derecho Canónico de la Universidad Católica de Valencia 'San Vicente Mártir' se dedicó a defender la 'magna capa' de Antonio Cañizares sabía lo que se hacía. Llegaba un nuevo jefe a la diócesis de Valencia -la que controla ese centro- que acaba de demostrar cómo se las gasta y que no se va a quedar mano sobre mano sobre el futuro del centro.

Bronca por la tardanza en cumplir sus instrucciones
Cañizares ha difundido un duro artículo a través de la revista del centro, Paraula, en la que insiste en que la Universidad debe ser fiel a su compromiso con "la verdad" católica y tiene que controlar la selección del profesorado. Pero la parte más sorprendente del extenso artículo llega cuando se queja de que no le están haciendo caso con sus planes para el centro. Explica así que ya "en la primera reunión" del Patronato de la Universidad "pedí que se elaborase y se me presentase" el proyecto rector del centro y "sé que se está trabajando en ello pero muy lentamente", por lo que pide que "se acelere el trabajo" ya que "urge al máximo". 

Deja claro quién manda allí

El cardenal insinúa que detrás de la demora puede haber luchas de poder: "Es preciso superar la tentación de protagonismos, de rivalidades, de unos por encima de otros, de banderías, de rumores, de murmuraciones, de críticas, habladurías y maledicencias, de 'conspiraciones' entre los miembros de la Universidad". Y va más allá al pedir "la eliminación de las habladurías" y "la aceptación del principio de autoridad". 

Por si quedaban dudas en el último punto de la misiva Cañizares deja claro quién es la autoridad allí: "Se trata de una Universidad de la Diócesis, es Diócesis, parte de la Diócesis, es institución que forma parte de la Diócesis, de su estructura y organización, y esto habrá de reflejarse en todo, tanto por parte de la Diócesis como de la Universidad". Al frente de la diócesis, obviamente, está él.