“La empresa no nos deja”. Es el mensaje claro y directo con el que los periodistas del Grupo Prisa que colaboran con la Sexta han puesto punto y final a su participación en diferentes programas. La orden la ha dado directamente el presidente del grupo, Juan Luis Cebrián, quien tras la aparición de su nombre en los llamados papeles de Panamá declaró la guerra a los medios que han publicado esa información, la Sexta y El Confidencial

Además, Prisa y el propio Cebrián han emprendido acciones legales contra ambos medios. También contra eldiario.es, aunque en este caso sería una querella por refrito, ya que su pecado ha sido haberse hecho eco de las informaciones de la Sexta y El Confidencial. Nacho Escolar, director de este medio, ha sido además despedido de la Cadena SER donde colaboraba desde hace 10 años.

Entre los afectados por esta decisión están Rubén Amón, Joaquín Estefanía, Miguel Ángel Campos, y Luz Sánchez Mellado.

La Asociación de la Prensa de Madrid (APM) ha emitido un comunicado en el que tildan de "improcedente y desacertada" la decisión de Cebrián de "movilizar a su grupo de empresas en contra de los medios -El Confidencial, eldiario.es y La Sexta- que han intentado vincularle con los llamados papeles de Panamá".

La APM ha criticado con dureza la decisión de Cebrián por “improcedente y desacertada”. Entiende que se trata de un ataque contra la libertad de expresión y pide a Prisa que dé marcha atrás. “Los periodistas de Prisa no pueden, además, ser penalizados por un asunto informativo que atañe a las actividades privadas de su presidente y no a las de su grupo en general”, concluye.

En el comunicado se subraya que los medios de Prisa, “hasta ahora”, se habían destacado siempre en defensa de la libertad de expresión.

Hace muy pocos días, con motivo del ataque de Pablo Iglesias a un periodista de El Mundo, un editorial de El País recordaba al líder de Podemos que “uno de los principios básicos de cualquier democracia es la defensa de la libertad de información”

“Debería saber Iglesias que la regla de juego básica de la prensa en una democracia es la veracidad, y que su labor fundamental es el control del poder para evitar abusos, corrupciones o agresiones gratuitas como la suya.

(…) Iglesias no entiende ni lo que es ni dónde está. Lo ha demostrado en algunas de sus intervenciones parlamentarias, que tienen algo de monólogo de El club de la comedia; en el desdén con el que trata a la prensa —reprochó a una periodista su abrigo de pieles como respuesta a una pregunta incómoda— y, lo que es más grave, en su modelo de medios de comunicación, basado en periódicos, radios y televisiones bajo control público. Al estilo bolivariano”.

“El PP boicotea al Grupo PRISA”. Así tituló El País cuando en marzo de 2007 Rajoy prohibió a los dirigentes del PP que diesen entrevistas o participasen en programas del Grupo después de que el difunto Jesús de Polanco, ante la Junta de Accionistas, criticara al PP como representantes del “franquismo puro y duro”. Y añadió que, si la derecha española "recupera el poder, van a venir con unas ansias de revancha que me dan mucho miedo".

El veto apenas duró unos meses, pero Prisa recibió entonces el apoyo mayoritario de la profesión.

También lo recibió cuando el Gobierno de Aznar impulsó la ofensiva de Javier Gómez de Liaño contra Polanco y Cebrián por el caso Sogecable. Quiso incluso meterles en la cárcel. Al final el condenado fue el juez. A raíz boicot del PP, el diario El País publicó un reportaje sobre “la guerra de Aznar contra Prisa”

Ahora es Cebrián, el todopoderoso presidente del grupo de comunicación que más se ha significado en la defensa de las libertades en este país, el que ocupa el papel de censor. Las informaciones sobre su relación con cuentas offshore de Panamá están documentadas y son veraces. Los periodistas de El Confidencial y la Sexta que han participado en ellas le han llamado antes y después de publicarlas para tratar de obtener su versión del asunto. La única repuesta que han obtenido es la amenaza de una querella. Ni el PP llegó tan lejos.