En 2008, los islandeses luchaban para intentar salir de una de las mayores crisis de la historia, la que habían creado las especulaciones bancarias y que, paradójicamente, acabaron hundiendo a los propios bancos.

Un año después, impulsado en parte por un discurso en el que se negaba cualquier rescate a los bancos, Sigmundur David Gunnlaugsson llegaba al Parlamento como nuevo primer ministro. Ahora, los llamados ‘papeles de Panamá’ le relacionan, junto a su mujer, con una empresa en un paraíso fiscal para evitarse el pago de impuestos.

La misma sociedad que le aupó hasta el poder, se ha manifestado y recogido firmas para exigir su dimisión y lo ha conseguido. Pero no pasa nada, el Partido Pirata ya está preparado para recoger beneficios tras el fracaso del Gobierno de Gunnlaugsson.

Es cierto que antes de que saltará la polémica de la empresa offshore del premier, el Partido Pirata ya lideraba las encuestas. Por ello, todo apunta a que, tras la dimisión del primer ministro de Islandia, los piratas serán los grandes beneficiados de todo este tinglado panameño.

¿Qué es el Partido Pirata?

Hay que recordar que, Geir Haarde, el anterior premier acabó, directamente, enjuiciado por su responsabilidad en la crisis de 2008. Y, en este ambiente, nacieron los piratas, una formación que se podría asemejar al Podemos español y que ya actúa en varios países europeos.

Todo empezó en 2006 cuando Rickard Falvinge fundó la formación Piratpartiet (el Partido Pirata), una evolución de la ONG Piratbyrån (la Oficina Pirata) y de la web ‘The Pirate Bay’ que defendía el libre intercambio de archivos en Internet.

El objetivo de este partido pasaba por defender la privacidad de las personas y reformar las leyes ligadas a los derechos de autor. Poco después, el partido se extendió por otros países (Australia, Alemania República Checa, Suecia, Ucrania y el Internacional con sede en Bruselas) recogiendo las indignaciones de la sociedad y convirtiéndose en una opción a las formaciones tradicionales. Sus ideales: fomentar la participación ciudadana y la transparencia de los gobiernos, reformar la democracia, la libertad de expresión…

En el caso de Islandia, en 2013 consiguieron entrar en el Parlamento y su ascenso ha seguido hasta colocarse, en la actualidad, como el partido con más seguidores en el país, según las últimas encuestas.