Arsenio Fernández Mesa es uno de los miembros más controvertidos del Gobierno de Mariano Rajoy. Desde la llegada del PP al Ejecutivo ha ejercido como director general de la Guardia Civil, protagonizando polémicas variadas: como cuando definió de "intrusismo violento, masivo e ilegal" la llegada de inmigrantes a Ceuta y Melilla, o cuando se destapó su pasado de cadenero falangista en Ferrol, o su pésimo papel en la gestión del desastre del Prestige cuando era delegado del Gobierno en Galicia.

Pero, hablando de su pasado, que recoge con fruición nuestra web colaboradora de Los Genoveses, una de sus anécdotas más curiosas es cómo Fernández de Mesa maquilló su currículum, quizás acomplejado por ser de los pocos altos cargos del Gobierno que no sólo pertenece a un cuerpo del Estado del alto copete, sino que ni siquiera cuenta con un título universitario.

De ahí que hable de ser “funcionario del Estado” en 1979 cuando era sólo oficial de segunda administrativo; o “inspector técnico de una multinacional inglesa” cuando era delegado de una empresa de pinturas para barcos; o que presuma de “máster” y varias diplomaturas para calificar unos cursillos por horas… y así unas cuantas perlas más que adornan su currículo.

Quizás por aquello de subsanar sus errores del pasado, su hija Fátima se está labrando un buen currículo a costa de la Administración Pública gracias a los contactos de su padre. En la actualidad, Fátima Fernández de Mesa es una de las asesoras elegidas a dedo y colocados en la Comunidad de Madrid. En concreto, es asesora del “secretario del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid”, cargo al que accedió en julio de 2015, algo de lo que ella misma presume en su perfil de la red social Linkedin.

El actual secretario del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid es Manuel Francisco Quintanar Díez, quien en los últimos años ha compartido los mismos círculos que Arsenio Fernández. Durante el año 2012, Quintanar fue vocal asesor del gabinete del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, de quien depende Arsenio Fernández como director general de la Guardia Civil. Y, tras pasar por el gabinete el ministro, Quintanar fue elegido subdelegado del Gobierno en Madrid, es decir, número dos de Cristina Cifuentes

Su colocación en el Gobierno de la Comunidad de Madrid vino después de un pequeño fracaso. La explosión de la trama Púnica afectó a varios municipios madrileños donde el PP es hegemónico. Fue el caso de Majadahonda donde, el alcalde Narciso de Foxá tuvo que prescindir en las listas de más de una decena de colaboradores a cambio de repetir como cabeza de lista. El resto de la candidatura la rellenó el PP regional con nombres afines, como Fátima Núñez, la polémica delegada concejal de Seguridad de la capital durante el desastre del Madrid Arena, que tras su dimisión reapareció como número 5 de la lista de Majadahonda. Ahí también se colocó Fátima Fernández de Mesa, en el puesto número 13. Sin embargo, el PP sólo obtuvo 11 ediles, y una Fátima consiguió ser concejala pero la otra, nuestra protagonista, se quedó a las puertas.

Sin embargo, el de la Comunidad de Madrid no es el único cargo de asesora que ha disfrutado la hija de Arsenio. Cuando se presentó a las elecciones locales, Fátima era ya asesora [“asesor financiero”, según su currículo] en el Senado. Durante casi dos años, entre noviembre de 2013 y hasta julio de 2015 –cuando se mudó a la Puerta del Sol-, Fátima Fernández de Mesa colaboró redactando discurso y elaborando informes para el portavoz de Economía del Partido Popular.

¿Y quién era este portavoz de Economía del PP en el Senado? Pues un gallego de pura cepa, al igual que Arsenio Fernández de Mesa. Hablamos de José Manuel Barreiro, quien antes llegar al Senado fue concejal de Lugo, portavoz en la Diputación y diputado en el Parlamento gallego, justo cuando Fernández de Mesa era delegado del Gobierno. Y es que ya se sabe que “en Galicia se conoce todo el mundo”. Casi como en Pozuelo de Alarcón, la localidad madrileña - y la más rica de España- donde vive Cristina Cifuentes, la familia Fernández Mesa… Pero esa es otra historia.