El próximo 13 de enero, con la constitución de la nueva Cámara del Congreso de los Diputados, Rosa Díez aparcará definitivamente su carrera política. La rebelión interna contra ella en el partido que fundó en 2007 tras abandonar el PSOE, la obligó a dar un paso atrás y conformarse con un último puesto simbólico en las listas de UPyD por Madrid. Los electores, en cualquier caso, la habrían apartado incluso yendo en el número 1 ya que el partido magenta se pegó la gran torta el pasado 20 D, quedando incluso por debajo del Partido Animalista. Muy atrás quedan las elecciones de 2011 cuando consiguió cinco escaños y se convirtió en la cuarta fuerza política con más de un millón de votos (4,7%)

Díez presentó hace dos semanas una solicitud ordinaria de jubilación al Gobierno vasco, según informa la Cadena SER. Es funcionaria en excedencia del departamento vasco de Industria desde 1983. Aunque tiene 63 años tiene derecho a la jubilación al haber cotizado más de 40 años.

Llevaba dedicada a la política desde 1979, cuando fue elegida diputada foral en Vizcaya por las listas del PSOE, partido en el que militó durante 30 años. Durante toda la Democracia Rosa Díez ha ocupado un cargo político con sueldo, a pesar de ello se erigió en nueva política desde su nuevo partido, UPyD y adoptó un papel de azote del bipartidismo y la vieja política.

Perdió el congreso del PSOE y creó su partido
Hasta 1999, cuando fue candidata socialista a las elecciones al Parlamento Europeo, toda la carrera política de Díez se había desarrollado en Euskadi, donde llegó a ser consejera de turismo en el gobierno de coalición de los socialistas con el PNV (1991-1998).

En 1998 se presentó a las primarias socialistas para elegir candidato a lehendakari y perdió frente a Nicolás Redondo Terreros. Al año siguiente era candidata a nivel nacional en las europeas y ese fue su salto a la política nacional. Consiguió popularidad, relevancia mediática y admiradores, pero dentro del partido nunca se le dio bien el control territorial ni los temas orgánicos. En el año 2000 se presentó a la secretaría general del PSOE en un congreso en el que competía con José Luis Rodríguez Zapatero, José Bono y Matilde Fernández. Perdió y perdió por mucho. Y digirió muy mal su derrota. Cuando Zapatero se convirtió en presidente del Gobierno se alió con la derecha para atacar, entre otras cosas, el fin dialogado de la violencia de ETA. A pesar de sus duras críticas contra el partido, aguantó en él hasta 2007 cuando se dio de baja como militante para, poco después fundar UPyD.