Detectives privados, fotografías, un viaje para dar explicaciones en El Vaticano... Estos son algunos de los ingredientes de la historia que hoy desvela el Diario de Mallorca acerca de la investigación que, desde la Santa Sede, están realizando acerca del vínculo del Obispo Javier Salinas con una integrante de su equipo episcopal.

Según el periódico la intervención del Vaticano se sustenta en un voluminoso aporte documental acusatorio efectuado desde el entorno de la colaboradora. Todos los implicados en el conflicto, añade Diario de Mallorca, lucen impecables credenciales católicas y pertenecen a la alta sociedad mallorquina.

Detectives privados.
Los investigadores de una agencia de Palma ya desaparecida buscaron pruebas contra el obispo y su colaboradora en el propio Palacio Episcopal. El resultado, un informe de ocho folios que contiene varias fotografías en las que aparece la imagen del prelado. Las entradas y salidas del recinto no corresponden con el horario ni desempeño laboral.

El informe de los detectives, contratados por anfitriones del obispo (añade Diario de Mallorca) fue remitido a la Nunciatura de la Santa Sede en Madrid. El trabajo de los investigadores ha sido calificado como "indiciario pero no definitivo" por expertos en las labores de seguimiento. Tanto el entorno como la personalidad afectada dan cuenta de las serias implicaciones de lo ocurrido.

Repercusiones familiares y sociales
El nombramiento efectuado por el obispo en su círculo íntimo de colaboradores ha sido calificado de "conflictivo" por conocedores de las interioridades de la diócesis. De hecho, Salinas se vio obligado a anularlo en el plazo de un mes ante las repercusiones familiares y sociales. Para entonces, añade el diario, ya había adquirido una denuncia por múltiples vías que partió de la revisión de una factura telefónica. La multiplicación de llamadas, en horario intempestivo y con una extensión desacostumbrada, supuso la espoleta de la indagación posterior.

El informe de los detectives se complementa con una declaración personal del círculo de los afectados, redactada con un lenguaje descarnado y que formula una acusación rotunda en términos eclesiásticos contra el obispo. Una copia fue entregada al prelado en su propio palacio, otra fue remitida a la nunciatura en Madrid y la tercera al Vaticano, que se vio obligada a tomar cartas ante el cariz de los acontecimientos.

Además de los efectos institucionales la crisis se tradujo, hace dos semanas, en la ruptura de un matrimonio católico de larga duración, a través de una demanda sustanciada en los tribunales civiles.Los acontecimientos, según Diario de Mallorca, se han venido escalonando desde el pasado verano.

Viaje al Vaticano
El viernes 27 de noviembre, el jesuita Luis Ladaria oficiaba en la basílica de San Francisco la misa que inauguraba el año Ramon Llull. La visita del Secretario para la Congregación de la Doctrina de la Fe no fue ajena a que Salinas se viera obligado a viajar a Roma con premura la semana siguiente y donde tuvo que dar explicaciones durante cuatro días. Según fuentes próximas a lo ocurrido citadas por el diario, las posibilidades abiertas al prelado no son halagüeñas. La Santa Sede no sería muy propicia a saldar lo ocurrido con un mero cambio de destino.

Las hipótesis planteadas oscilan desde una petición para que se replantee su condición sacerdotal, hasta el retiro en una congregación católica que remataría su trayectoria episcopal. En cualquier caso, con el apartamiento de las labores pastorales. El prelado en cambio no se rinde, y reaccionó a la desmoralización inicial con la voluntad de mantenerse en el palacio investigado por los detectives.

Todos los datos divulgados sobre la crisis que ha puesto en el disparadero al obispo proceden de las personas afectadas, que han trasladado voluntariamente una relación antaño amistosa al Vaticano, subraya Diario de Mallorca. El periódico habla de la "estupefacción" que han generado los acontecimientos en el seno de la comunidad católica y las repercusiones en la sociedad mallorquina en su conjunto porque Salinas ha presidido "las cenas de mayor ringorrango de la aristocracia local".

Según Diario de Mallorca la vulnerabilidad de Salinas debilita su papel como guardián del patrimonio eclesial al tiempo que se resiente su figura como líder del clero mallorquín, azotado por casos de pederastia que han lesionado el prestigio de la diócesis. "La fragilidad sobrevenida del obispo ha ocasionado una curiosa realineación de los sacerdotes mallorquines. Aunque los destinatarios de su política de dureza se regocijan internamente de las tribulaciones actuales del prelado, tampoco les desagrada su continuidad malherido", señala el periódico.

La delicada situación del obispo a raíz del conflicto con su círculo íntimo ilumina su escasa combatividad en asuntos relativos a su magisterio, como el derribo del monolito de sa Feixina con símbolos católicos o la retirada del crucifijo del salón de plenos de Cort, concluye el diario.