El cabeza de lista al Congreso de los Diputados de Podemos por la provincia malagueña, Alberto Montero, va por un lado y el secretario general del partido, José Antonio Vargas, va por otra. Sus trayectorias se distancian cada vez más en una circunscripción clave para las expectativas electorales de la formación morada, que en las andaluzas de marzo sumó más de 100.000 votos y tres diputados, los mismos que en Sevilla. La ruptura del partido en la capital de la Costa del Sol puede tener graves consecuencias, aunque no lo ve así el cabeza de lista.  Persona de la total confianza de la dirección nacional del partido, Montero opinó ayer que las críticas de "derechización" del discurso de la formación morada vertidas por Vargas apenas son secundadas por "una parte ultraminoritaria". Y por si no quedaba –que quedaba– bien clara su opinión, remachaba: "Es una situación que genera un poco de ruido, pero no va más allá". El secretario general de Podemos en Málaga, José Antonio Vargas, había defendido este jueves su trabajo como líder de la formación morada e instado a crear una nueva alternativa de izquierdas tras las elecciones generales del 20 de diciembre. Todo esto, tras poner el día anterior su cargo a disposición de la militancia a través de una carta abierta. En su escrito, difundido a través de las redes sociales del propio Vargas, éste convocaba a la militancia a una asamblea general este próximo domingo para que decida sobre su continuidad en el cargo dentro del partido, ya que "la deriva de Podemos a nivel estatal es muy distinta a la de sus inicios". El reproche principal de Vargas es que "el discurso se ha derechizado" y la culpa de ello es de "la dirección del partido". Montero recalcaba ayer que un número representativo de círculos pidieron la dimisión de Vargas y que "la mayor parte del Consejo Ciudadano no legitima su posición"; por tanto, "es una posición muy minoritaria". Y añadía que "si cree que nos hemos derechizado, hay dos problemas, que no ha entendido que tenemos una hipótesis política distinta y tampoco que, cuando uno no está cómodo en los sitios, lo que debe hacer es marcharse y construir otro proyecto, algo que es legítimo y democrático. En Podemos –recordaba– las mismas puertas de entrada son de salida”.