Audiencia Nacional. Foto: EFE



Los titulares de los juzgados de instrucción números 1, 2, 3 ,4 y 5 de la Audiencia Nacional, han firmado un escrito de denuncia como miembros de la junta sectorial  de magistrados jueces centrales de instrucción. En él denuncian las malas condiciones en que se ven obligados a desempeñar su trabajo de impartir justicia en la reformada sede de la institución que  el ministro Rafael Catalá presentó como ‛ejemplo de modernidad’ del Gobierno Rajoy. Como ya adelantó ELPLURAL.COM, la nueva Audiencia que ha costado 27 millones de euros a todos los españoles, es un desastre.

El escrito
El escrito de los jueces Santiago Pedraz, Ismael Moreno, Juan Pablo González, Fernando Andreu y  José de la Mata, se acaba de hacer público aunque se elaboró el pasado 4 de noviembre, justo el día en que este digital hacía pública la imposibilidad de celebrar el juicio contra tres acusados de la órbita de ETA por el mal diseño de  la sala de vistas que hacía nulo el sistema de grabaciones entre otros temas.

Ya lo avisaron en 2012 al ver los planos
Los jueces recuerdan en este documento  al hilo del traslado efectivo a la sala de la Audiencia Nacional y tras un mes de funcionamiento de los juzgados centrales de instrucción que los problemas vienen de atrás y que ya advirtieron de lo que podría pasar  cuando vieron los planos de la reforma el 6 de julio de 2012. Es decir, que el trabajo de rehabilitación del arquitecto  Francisco Rodríguez, alabado por el ministro de Justicia el día de la inauguración de la sede, ya se dijo que no sería eficiente.

Mucho menos espacio...
Sobre todo, porque según advertían en los planos facilitados por el Ministerio de Justicia, el nuevo edificio iba a tener menos espacio que el actual “lo cual es ilógico si la finalidad es mejorar las instalaciones y consiguiente buena eficacia y mejoramiento de la administración de justicia”.

...Y menos disfuncionalidades
Y,  lo que es peor nada se ha mejorado, “ porque pese a que el estado de las anteriores instalaciones no era el adecuado, lo cierto es que no se daban las graves disfuncionalidades que a continuación se exponen”, dicen los jueces que señalan una serie de serios problemas que interfieren en el ya gravoso trabajo que tienen que realizar con la precariedad de medios que padecen.

No hay sitio para trabajar
Entre estas carencias sobrevenidas gracias a la reforma, señalan: “el espacio destinado a los funcionarios es limitado y no permite en cuatro de los seis juzgados disponer de un eventual aumento de plantilla (como puede ser la necesidad de un refuerzo para previsibles causas complejas). Este espacio se ve además reducido por las fotocopiadoras y otro material  que en algunos casos hay que colocar en zonas de paso, vulnerando así las normas sobre riesgos laborales”.

Sin salas de espera
Además, señalan, no existen salas de espera  y resulta imposible atender “en condiciones dignas” a público y profesionales al no contar con lugar para ello. Es más, dicen “ los profesionales no tienen un lugar para examinar las actuaciones, máxime con la entrada en vigor de la LO 13/2015 que refuerza tal derecho”.

Desde fuera se oyen las declaraciones
“El acceso a las salas de declaraciones supone graves pérdidas de tiempo para todos los que tienen que acudir a ellas. Son pequeñas, agobiantes para declaraciones de más de dos horas  y desde fuera se puede oír fácilmente lo que se habla dentro”. Señalan además que no se ha contado con que tengan que acudir muchos profesionales a dichas salas “lo que acontece en múltiples ocasiones”.

Testigos y jueces deambulando juntos
En estas condiciones ¿qué pasa con los testigos?  Pues que según resaltan los magistrado no existe un lugar donde preservarles y los jueces, por su parte se ven obligados a deambular entre el colectivo de personas a la espera, para acceder a su sala. Un desastre.

El Decanato... ¡en el archivo!
Para reunirse con los policías o con el ministerio Fiscal, actividad común para las instrucciones, los jueces no tienen donde hacerlo pues en sus respectivos despachos “no caben más de cinco personas”. Claro que lo del órgano de respeto de la Audiencia Nacional, el Decanato, tampoco es para tirar cohetes, pues según esta denuncia indica “está ubicado dentro del archivo documental, no disponiendo de un espacio digno”.

Esto no pasaba antes
Todo esto no pasaba antes. Plantean los magistrados que “resulta paradójico que mientras en la antigua sede ninguno de estos problemas acontecía, ahora en el nuevo edificio se den, redundando, obviamente en perjuicio de una adecuada administración de justicia”.

Reubicación indispensable
Ante tan ineficiente situación, los jueces opinan que ya que en las plantas asignadas a los juzgados centrales de instrucción resulte imposible ubicar más dependencias, se reubiquen los mismos en las tres primeras plantas a razón de dos juzgados por planta o si no, se habiliten una serie de dependencias que señalan en la planta primera o baja en atención a su funcionalidad, localización y acceso.

¿Un poquito de insonorización?
Entre otras cosas, los magistrados solicitan temas tan básicos a ojo de profano como  el uso de espacios donde puedan caber las personas que deban asistir a los actos que se celebren,  un acceso independiente a las salas de declaraciones para no interferir con detenidos o presos o, algo tan de sentido común como la insonorización de las salas de declaraciones.

El ministro, tan contento
Imperturbable, el día de la inauguración el ministro Rafael Catalá, cuya obligación es  velar para que la Justicia disponga de todos los medios necesarios para dar servicio a los ciudadanos, se sacudió el tema con un panegírico clásico de todos los políticos que inauguran algo: “esta nueva sede, dijo, es un ejemplo del trabajo del Gobierno: modernidad y transparencia”. Y en la foto, se le veía satisfecho.