Cospedal impone a Espejel la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort en el TSJC-LM en Albacete.



Nadie dudaba en la Audiencia Nacional que la petición de recusación de Concepción Espejel (Concha para el PP castellano-manchego, “Cospejel” para muchos políticos y profesionales de la Justicia) sería aceptada, con mayor o menor apoyo, pero aprobada por el pleno de la Sala de lo Penal, al igual que la de su colega Enrique López, siendo la primera vez que dos jueces de un mismo tribunal eran apartados de la causa a juzgar; esto es, Gürtel y cía. Y es que la relación de Concha con María Dolores Cospedal cantaba tanto o más que los niños del coro. Caso aparte es el trato del magistrado López con el partido de la gaviota. Nadie esperaba tampoco la terca y empecinada decisión de ambos de mantenerse al frente de la causa, atrincherándose y anunciando que no los sacarían de allí ni con agua hirviendo, tal vez creyendo que el apoyo de los “populares” sería más que suficiente para reforzar su posición. Tristemente no fue así y han tenido que ser sus propios compañeros los encargados de recordarles que los fuertes vínculos mantenidos con el PP les incompatibiliza moral, deontológica y ahora legalmente, máxime en el caso de Espejel, presidenta con artimañas de la sección segunda de la Sala de lo Penal, que sale muy tocada de esta recusación, cuyos promotores han repasado los últimos diez años de su trayectoria. Justo desde el inicio del incendio de Guadalajara, ahora hace diez años, en cuyas ascuas se ha “abrasado” junto a su amiga María Dolores Cospedal.

PRIMER ACTO: Cospedal entra en escena
Concha Espejel, que llegó a la presidencia de la Audiencia de Guadalajara en 2002, recibió un serio varapalo del Tribunal Supremo, que rectificó una endulzada sentencia por la que se condenaba a un conocido falangista de “lesiones con instrumento peligroso”. Un año después, el Alto Tribunal condenaba al mismo hombre a 5 años de prisión por tentativa de homicidio. Y es que el angelito al que Espejel consideró un simple agresor, le propinó a un joven tres navajazos que casi acaban con su vida. Pero no es el caso que nos ocupa. No. Al poco de llegar María Dolores Cospedal a Castilla La Mancha, en junio de 2006, la hoy todavía secretaria general del PP y entonces senadora autonómica por esta comunidad, cargó duramente contra el Gobierno del socialista Barreda en un intento de sacar rédito electoral de la muerte de once trabajadores de un retén de la lucha contra los incendios forestales, víctimas de una ciclogénesis explosiva (el bosque explotó). Un año después, con Cospedal en las Cortes de Castilla La Manchala, entonces jefa de la oposición, arremetía sin miramientos contra el Gobierno del socialista Barreda, a quien acusó de mandar a los agentes forestales a una muerte segura, así como de falta de medios humanos y logísticos.

SEGUNDO ACTO: Sospechoso cambio de juezas
Pero Cospedal se encontró con la férrea oposición de la jueza de Sigüenza que investigaba las causas y las derivadas de ese fatídico incendio, quien informó al PP y a la presidenta de la Audiencia de Guadalajara, a la tal Concha, de su intención de archivar el caso y descartar, eso sí, la responsabilidad de los cargos y técnicos de la Junta de Castilla La Mancha. Unos días más tarde, la jueza era trasladada por una decisión del Consejo General el Poder Judicial (controlado entonces por los vocales propuestos por el PP) que vulneraba la ley electoral. De nada sirvió su petición de permanecer en el juzgado hasta concluir con la instrucción del incendio de la Riba de Saelices. Había prisa por trasladarla y elegir a otra jueza que tuviera otras percepciones jurídicas que la anterior parecía no percatarse. María del Mar Lorenzo fue la nueva encargada del juzgado de “detectar” numerosos indicios de culpabilidad de otros tantos componentes del gobierno socialista.

TERCER ACTO: Cospedal pide cárcel para los hombres de Barreda
La Jueza María del Mar Lorenzo hizo suya la petición del PP de María Dolores Cospedal que quería llevar a la cárcel a 18 personas, entre políticos y técnicos directivos del servicio de extinción de incendios. O lo que es lo mismo, Cospedal quería llevar a prisión a las personas que apagaron el incendio y rescataron los cuerpos de sus compañeros. Y eso, con el beneplácito de la presidenta de la Audiencia de Guadalajara, como decimos Concha Espejel, a la que pareció no importarle demasiado la oposición de la Fiscalía, que pidió dejar sin efecto la inculpación de los citados 18 técnicos y políticos, pasando por alto también, ante la incredulidad de muchos, que la jueza ingnorara el informe pericial encargado por ella misma y que descartaba cualquier tipo de negligencia; ni qué decir tiene que tampoco aceptó los informes de la defensa.

CUARTO ACTO: Espejel deja Guadalajara
Llegado a este punto, no es de extrañar tampoco que el PP de Cospedal, ya convertida en secretaria general en 2008, apoyara de forma entusiasta la designación de Concha Espejel como vocal del Consejo General del Poder Judicial. Y fue, entonces, al ocupar la presidencia de la Audiencia una nueva titular, cuando el escándalo estalló por los cuatro costados. La sala rechazó las argumentaciones de la jueza que pretendía “empapelar” a los señalados por Cospedal y los desimputó, condenando exclusivamente al autor de la barbacoa. El tribunal, sin Espejel a la cabeza, criticó por “irrelevante e inútil” la investigación llevada a cabo por la jueza Lorenzo (). En 2011, el Tribunal Supremo asumió la sentencia de la Audiencia alcarreña y ratificó la única condena contra el excursionista autor de la barbacoa que originó el incendio.

QUINTO Y ÚLTIMO ACTO: Espejel se convierte en “Cospejel”
“Haber participado en este acto para la imposición a Concha Espejel de la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort, créanme que para mí es un honor y un privilegio. Es el acto de reconocimiento y de homenaje a una gran mujer, pero también a una gran jurista que ha acumulado muchos e importantes méritos en su carrera. No solo ha velado siempre por el correcto ejercicio de sus funciones que como juez le corresponden, sino que además, Concepción Espejel —que para todos es Concha y lo va a ser siempre— ha tenido un compromiso firme y una vocación profunda con la dimensión más social de la administración de justicia”. Palabras pronunciadas por Cospedal, que supusieron el  comienzo y fin de una bonita amistad que se inició en los albores del fatídico incendio de Guadalajara, y cuyos rescoldos han terminado “abrasando” a ambas, porque si Espejel ha perdido gran parte de su crédito como magistrada, a Cospedal ya no le queda credibilidad con la que dar la cara frente a la ciudadanía. Y es que tanto va el cántaro a la fuente que al final no extraña que determinados círculos apoden a la magistrada como “Cospejel” por la gran amistad que le une (o unía) a la que ha sido la “culpable” de su merecida y obvia recusación. De lo contrario, hubiera sido un escándalo mayúsculo con el consiguiente daño para la credibilidad de la Justicia.