Soraya Sáenz de Santamaría con cara de circunstancias al salir del hotel donde esperaba a que repararan su avión. EFE



Muchos dirán que lo ocurrido hoy a la vicepresidenta del Gobierno es una alegoría a lo que le acontece al Ejecutivo del que forma parte en el ocaso de esta legislatura, que parece que se queda sin gasolina; otros que es cuestión de mala suerte e, incluso, por aquello de los orígenes del presidente y de algún que otro aspirante a líder nacional del partido, habrá quien achaque el asunto a las 'meigas'.

La realidad, sin buscar el origen, es que el avión comercial que trasladaba a Soraya Sáenz de Santamaría hasta Afganistán se vio envuelto en otro incidente. En esta ocasión, como si de un chiste se tratara, los técnicos detectaron un fallo en el filtro de combustible del Boing 737 de Air Europa contratado por el ministerio de Defensa.

Los hechos ocurrieron tras el aterrizaje en la ciudad turca de Corlu, donde había realizado una parada técnica para repostar carburante. El incidente motivó que la escala prevista de una hora se prolongara por espacio de 12.

Completo historial
En los últimos años han sido habituales los casos de viajes de autoridades españolas alterados por inconvenientes en vuelos internacionales, quedándose en muchos casos directamente tirados en algún aeropuerto. A modo de ejemplo cabe citar en febrero de 2002 el retraso de 20 horas sufrido por la Reina Sofía en un viaje a Hanoi.

El más próximo en el tiempo, hasta el de hoy de la vicepresidenta, ha sido el del 30 de agosto de 2014 de un Airbus 310 en el que el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, realizaba una gira por Asia y Oceanía. Dicha aeronave se vio obligada a abortar el despegue en el aeropuerto de Bali (Indonesia) por falta de potencia en el motor derecho.

2014, 'annus horribilis'
El pasado 2014 fue un annus horribilis para las autoridades viajeras españolas. Así, tres días antes del incidente del titular de Exteriores, el mismo Airbus sufrió una avería durante una escala en Abu Dabi (Emiratos Árabes).

No obstante, cronológicamente todo comenzó en enero. A finales de ese mes el avión en el que iba el entonces aún Príncipe de Asturias desde República Dominicana a Honduras se vio obligado a volver al aeropuerto de Santo Domingo. En marzo fue la reina Sofía la que durante su regreso desde Guatemala padeció otro problema durante la escala técnica de su vuelo en República Dominicana. Un fallo en el sistema de reserva de uno de los motores obligó al piloto a abortar el despegue.

Ese mismo mes, un Falcon retrasó la vuelta a la capital del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, desde Dublín debido a una incidencia técnica poco después del despegue y los pilotos decidieron regresar a la capital irlandesa.

Con anterioridad, en abril, una avería registrada en el avión A-310 en el que el Rey don Juan Carlos regresaba de un viaje a los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait, retrasó el vuelo del monarca que estaba previsto debía presidir en Valencia la final de Copa del Rey.

Acto de despedida
De este modo, y tras los incidentes sufridos por autoridades españolas en viajes al extranjero por problemas en sus vuelos, Sáenz de Santamaría cierra un ciclo negro para la aviación patria.

Hay que aclarar que el viaje de la vicepresidenta, que debido a este episodio parece que ha quedado en un segundo plano, ha sido para presidir el acto de despedida de las tropas españolas en Afganistán.