[[{"type":"media","view_mode":"media_large","fid":"22786","attributes":{"alt":"Más de un millón de personas se ha concentrado en la 'Via Catalana', la gran manifestación por la Diada de Cataluña / EFE","height":"320","width":"645","class":"media-image size-full wp-image-340507 media-element file-media-large"}}]] Más de un millón de personas se ha concentrado en la 'Via Catalana', la gran manifestación por la Diada de Cataluña / EFE



Si la concentración de ayer en Barcelona fuera un anticipo del resultado de las elecciones del veintisiete de septiembre, las urnas optarían por una Cataluña independiente; por una república catalana. Una hipótesis que puede no confirmarse, pero que ha logrado que el soberanismo hiciera ayer una exhibición de potencia espectacular.

Intentos de cordialidad
El entusiasmo de los concentrados, la disciplina que aplicaron para que el despliegue visual se ajustara a lo previsto, fueron acompañados sin descanso por invocaciones, que intentaban ser cordiales, a la independencia en el marco de una república. Ese verbal espíritu de concordia para una reclamación que provoca graves desafíos, fue subrayado con ocasión y sin ella. "No estamos aquí para denunciar 300 años de agravios, sino para anunciar 300 años de alegrías", se afirmó desde la tribuna. O la sugerencia, "que esta revolución sea la de la sonrisa".

Con o sin banderas
Con un guion articulado en línea con las recientes intervenciones públicas del presidente Artur Mas, uno de los intervinientes, al apelar a todos los españoles, sostuvo que “aquí no vamos a romper nada, sino que vamos a convivir de forma diferente.” “Esto no va de banderas, sino que va de libertad".

La concentración en forma de V, que ocupó 5,2 kilómetros abarrotados de gente, respondía a la primera consonante de Via Lliure capa la República Catalana (Vía libre hacia la República Catalana). Frase reivindicativa que fue repetida sin acritud por activa y por pasiva.

El fallido Estatuto de Autonomía fue descrito como el último intento para que Cataluña fuera tratada en pie de igualdad. Esa norma fue recurrida por el PP ante el Constitucional, después de una campaña de desprestigio de Cataluña en la que recogió las firmas exigidas. El alto Tribunal lo rechazó partes sustantivas del mismo, después de haber sido votado por lo catalanes. De ahí, la frase transmitida por el servicio de megafonía: “Lo que empezó en las urnas, acabará en las urnas.” Es decir, el veintisiete de septiembre.

Ausencia del presidente y de la alcaldesa
Como es habitual, la cifra de los participantes depende de quién y cómo se hace el recuento. Si la organización contó dos millones, la Guardia Urbana se quedó en 1,4. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se abstuvo de participar porque no comparte el objetivo de la independencia, y el presidente de la Generalitat, Artur Mas, tampoco acudió para intentar la cabriola de mantenerse por encima del bien y del mal. Carteles con su imagen, en versión seductora, acompañaron a los concentrados.

Margarita Sáenz-Diez es periodista y analista política