Ha sido la comidilla de la arena política. ¿Cómo viaja la mascota del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz? La bomba la dejó caer este miércoles la diputada del PSOE, Pilar Grande, quien exhibió una fotografía en el Congreso de su propia perra, Kira, mientras presumía de que ella sí pagaba las tasas para que su mascota viajara en sus desplazamientos como lo hacen los animales de todos los españoles. El tema puede parecer baladí, pero en el fondo lo que hay es la sospecha de que los medios públicos son usados para intereses privados, un asunto grave que no debería discriminarse en función de si el beneficiado es un perro, la novia canaria de un senador extremeño o la paella que viaja en coche oficial camino de una Consellería valenciana.



La perra de Fernández Díaz, que atiende al nombre de Lolita, no es una desconocida en el panorama mediático ni, al parecer, en el Ministerio del Interior. Lolita ha protagonizado posados con el ministro en el diario ABC y también fue tema de conversación en la entrevista que se realizó al ministro en Espejo Público a finales de 2014. Allí, Fernández Díaz explicó que  "Lolita es una perrita que tiene siete años. Yo la quiero mucho y me hace mucha compañía. Y ella me quiere mucho a mí" y también tuvo tiempo de colar alguna muestra de sus teorías religiosas: "El perro es un ser creado para el hombre. Hay perros lazarillos, perros de caza, falderos...".

Los elogios del ministro a su mascota pueden verse en este vídeo, a partir del minuto 3:30.



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O conmigo, o contra mí
La manera en que Fernández Díaz gobierna su Ministerio ha sido muchas veces analizada en este periódico y pasa por el desembarco en cargos de importancia de miembros del Opus Dei, la institución religiosa a la que pertenece el ministro, mientras que se cesa a todo aquel que no muestre adhesión al ministro. El último ejemplo, la destitución de dos comisarios del Cuerpo Nacional de Policía después de que La Razón publicara unas fotografías en las que se les veía cometer el pecado de tomar un café con un diputado socialista a plena luz del día y en un establecimiento público.

En coche oficial
Este último acontecimiento, junto a las maneras autoritarias, han provocado que sean pocos los que se atrevan a dar la cara para denunciar estos desmanes. Pero en el entorno del Ministerio se habla de los privilegios de Lolita, que vive en el propio edificio, donde Fernández Díaz tiene su casa, y se pasea libremente, lo que ha generado algunas situaciones incómodas. Sin embargo, el problema está en que no serían pocas las veces en que Lolita hace uso del coche oficial, acompañada de chófer, por supuesto, para acudir a los lugares donde el ministro la requiere, Y habría más, porque se habla de un viaje en avión que la trasladó desde Barcelona, ciudad de origen del ministro, para acudir a Madrid, donde le esperaría su dueño.

"De su bolsillo, como todos los españoles"
No obstante, desde el Gabinete del ministro niegan todos estos rumores con firmeza. "Nunca se ha hecho un uso irregular de bienes públicos", afirman y ponen como ejemplo que la mayoría de los viajes de Fernández Díaz se realizan en AVE y el ministro paga "de su bolsillo, como todos los españoles, los 26,70 euros que cuesta la tasa". Incluso, han confirmado a este periódico que Fernández Díaz ha acudido este jueves a su entrevista en la Cadena SER con los billetes de AVE, por si caía la pregunta, aunque finalmente no ha sido así.

La defensa de Marhuenda
El tema de Lolita no es del agrado del ministro. Y no solo porque lo demostrara ayer en su escueta respuesta a la diputada socialista, sino porque, una vez, más ha tenido que salir La Razón en su defensa, una tónica que ya se vio en el asunto de los comisarios cesados y que quizás tenga que ver con que Fernández Díaz y Francisco Marhuenda, director del diario, comparten membresía en la ultracatólica Orden Constantiniana de San Jorge.

"Falta de sensibilidad"
Este jueves, en su sección Punto de Mira, el diario de Marhuenda titulaba "El PSOE, a cara de perro", acompañado del subtítulo "vergonzoso ataque socialista contra el ministro del Interior". Y, junto a la imagen de Pilar Grande con la fotografía de su perra Kira, se hablaba de que los socialistas habían protagonizado una sesión de control "para olvidar, con un nivel de cicatería política incomprensible". "Al margen del ridículo, lo que quedó patente fue la falta de sensibilidad con los animales de la diputada", rezaba el texto anónimo que, eso sí, olvidaba cuestionar si se había producido o no un trato de favor hacia la mascota del ministro. Que, a fin de cuentas, es de lo que parece que se está hablando.