Este lunes, en un ejercicio muy medido de propaganda, el número dos de Soraya Sáenz de Santamaría, José Luis Ayllón, convocó a los periodistas habituales de Moncloa para pasar 'el mensaje': "los cambios en el Gobierno no serán cosméticos". Una idea que marca de alguna forma la sustancia de la que va a ser en las próximas semanas la campaña de Rajoy y su círculo de supervivencia: españoles, vamos en serio con 'el cambio' (por cierto, el eslogan que llevó al poder en 2011 fue, ironías, 'Súmate al cambio' ¿alguien se acuerda?).

Una 'gestora' para un Gobierno creíble
En realidad, 'la filtración' de Ayllón da buena idea de la situación tan desesperada con la que en el Gobierno saben que afrontan los próximos meses hasta que ¿el 22 de noviembre? se celebren las elecciones generales.

Tan al límite se sienten que en realidad, para que resulte creíble que lo suyo no va de "chapa y pintura" (expresión que también usó el segundo de la vicepresidenta), Rajoy va a tener que convencer a los ciudadanos de que va a montar en Moncloa.., y en Génova, una versión de lo que se anuncia en las Comunidades donde el PP ha sido barrido: montar gestoras que hagan, o den la impresión de que hacen, tabla rasa y casi 'refundan' el partido desde sus raíces. Ya se sabe, corrupción fuera.., corruptos fuera, hay un 'nuevo PP'.

'Cospedal tiene que irse'... un eslogan con consenso
Es evidente que la tarea para el presidente del Gobierno no va a resultar fácil. Para empezar, porque las resistencias dentro del partido no van a ser pequeñas. Y los ejemplos empiezan a amontonarse. Comencemos por Génova.

Para todos, incluidos los dirigentes del PP, está claro que tras los resultados en municipales y autonómicas, una 'victoria' que va a barrerles casi del mapa del poder autonómico (quizás con la excepción de Galicia y Madrid) y de las grandes capitales (Madrid, Valencia, Sevilla... se escapan de sus manos), la secretaria general, María Dolores de Cospedal, tiene que 'irse'. Ella debe ser la primera prueba del cambio. No sólo lo pide la lógica, lo piden muchos 'capos' del PP.

Morir matando
Y en Génova nos confirman que ella 'lo asume'... Pero no gratis. Lo que nos aseguran es que ha puesto una condición para 'soltar' el partido. Que con ella salga de la cocina del PP nacional su principal enemigo personal (su antiguo súper amigo personal), Javier Arenas. Una guerra antigua que Rajoy quiere resolver llevándola al Consejo de Ministros, donde estaría pensando, nos dicen en círculos del poder 'poular', en colocar a los dos 'enemigos'.

'Filtraba' Ayllón en su informal reunión con la prensa que "no hace falta hacer muchos (cambios)" para que el giro sea sustancial. Pocos, pero significativos cambios, por tanto... El problema es que Cospedal y Arenas, si se confirmara ese giro.., pintarían otro paisaje, como personajes de más peso, en un gobierno 'extra light', trufado de ministros que nadie conoce y que reciben sistemáticamente suspensos bajos en las encuestas del CIS. El problema es que más que un cambio, lo que dejaría un 'nuevo' gobierno con Cospedal y Arenas sería más un 'tufo a pasado' que una imagen de cambio.

Y no se lo pierdan..., Cospedal, dicen, sería la sustituta de Wert, que se va de consorte a París. Cospedal en Educación, con el expediente académico que deja tras de sí en Castilla-La Mancha.

Álvaro Nadal y Ana Pastor, uno al Gobierno, la otra a la calle...Génova
En su misma comparecencia, Ayllón dejaba otra 'información': decía desconocer cuáles son las intenciones reales de Rajoy. Es decir que él, hombre de Soraya, podía contar lo que le habían dicho que contara. Otras personas, también de Moncloa, también muy cercanas al presidente, aunque mucho menos 'amigas' de la vicepresidenta, han ido un poco más lejos en las últimas horas, y han apuntado dos nombres más.

Por un lado el de Álvaro Nadal, que pasaría sobre el papel a ejercer lo que ya hace en la práctica como director de la Oficina Económica de la Presidencia: un superministro económico. La más que segura salida de Guindos facilitaría este movimiento.

Por otro, el de Ana Pastor, que dejaría otro hueco precisamente en el bloque económico. Dejaría el ministerio de Fomento para ocuparse..., del partido. Una mujer de la absoluta confianza de Rajoy, gallega y amiga personal suya desde la juventud. Un brazo armado que podría poner firmes a los barones, y conducir las gestoras, porque todos tendrían claro que por su boca no hablaría otro que el propio Rajoy.