Pablo Iglesias y Teresa Rodríguez en un acto de campaña. Image: Efe



"No sólo podemos, sino que debemos ganar Andalucía", ha repetido insistentemente Teresa Rodríguez a lo largo de la campaña electoral. Han sido muchas las ocasiones en las que la candidata de Podemos a la presidencia de la Junta de Andalucía ha admitido que cualquier cosa que no fuera ganar, sería un fracaso para su formación política.

Pero los resultados han situado muy lejos a la formación política que dirige Pablo Iglesias de situarse como alternativa de Gobierno en Andalucía. El PSOE ha triplicado los apoyos recibidos por Podemos (Susana Díaz no ha perdido ningún escaño respecto a los comicios de 2012). El PP dobla en número de diputados a Podemos que, aunque ha multiplicado por dos el respaldo que obtuvo en las elecciones europeas, ve como Ciudadanos le pisa los talones (los de Albert Rivera han multiplicado por 10 sus apoyos respecto al pasado mes de mayo).

Sin duda, la entrada de Podemos en el Parlamento de Andalucía es un buen dato, pero no tan bueno como esperaban desde la formación de Pablo Iglesias. Un pinchazo que podría explicarse por la acumulación de una serie de errores en campaña que analizamos en ELPLURAL.COM.

1. Desconocimiento sobre la Andalucía rural: El PER no es una limosna
Para desgracia de los jornaleros andaluces, el pasado 10 de marzo, el Plan de Empleo Rural (PER) y el subsidio agrario volvió a convertirse en un tema de campaña. Este sistema, que garantiza el empleo a miles de ciudadanos por la temporalidad de las campañas agrícolas fue cuestionado por Podemos. Fue Sergio Pascual, secretario de Organización de la formación de Pablo Iglesias, quien desde una rueda de prensa desde Madrid volvió a presentar el campo andaluz como un “sumidero” de ayudas públicas.

Referirse al PER como una “ayuda a perpetuidad que no transforma la realidad del agro andaluz” demuestra un escaso conocimiento de la realidad de muchos pueblos agrícolas de Andalucía que gracias a este sistema han vivido una auténtica reconversión de su sector primario y han podido dar empleo a tantos trabajadores.

Ni siquiera el Partido Popular se atreve a cuestionar en la actualidad este sistema como tampoco existe ningún partido político en el norte de España que cuestione las ingentes cantidades de dinero público que se destinó a la reconversión industrial del norte. Dicho de otro modo, muchos de los andaluces que necesitan el PER estarían encantados de trabajar en una de las fábricas catalanas, vascas o madrileñas que el Estado apoyó con otras ayudas que Andalucía también hubiera deseado recibir.

Confundir el PER con limosna y a sus agricultores con  trabajadores subvencionados (por no utilizar otros adjetivos que circulan en las redes sociales) ha provocado que Podemos no obtenga el caudal de votos que a priori podría haber obtenido de la Andalucía rural.

2. Poca implantación municipal equivale a ser en una fuerza secundaria en el mundo rural
La decisión de Podemos de no concurrir a las próximas elecciones municipales con sus siglas también ha contribuido a que Podemos haya obtenido unos resultados en la Andalucía rural muy por debajo de sus perspectivas iniciales.

A los andaluces les ha generado desconfianza que sus dirigentes no hayan querido contaminarse de la gestión que sus líderes locales puedan estar realizar en los municipios de menos de 50.000 habitantes. Una estrategia peligrosa teniendo en cuenta que de los 776 municipios con los que cuenta Andalucía, tan sólo 29 superan esta cifra de habitantes.

Sin duda, la falta de referentes locales ha mermado las expectativas electorales en una comunidad donde la distribución del voto es muy diferente en la población rural y la urbana.

3. El error de despreciar a Susana Díaz a pesar de su enorme aceptación
El último día de campaña, cuando Pablo Iglesias acudió a la plaza de abastos de Cádiz se produjo una escena muy reveladora. “A ver si los de Podemos echan a la que está”, les dijo una señora a los periodistas que cubrían la visita del líder nacional de Podemos. “¿A Susana?”, le preguntaron los reporteros. “No, a Teófila -alcaldesa de Cádiz-“, afirmó convencida esta ciudadana espontánea.

Una escena que pone de manifiesto la enorme aceptación que Susana Díaz tiene entre la población andaluza (incluidos muchos votantes de Podemos). Algo que ya reflejaban las encuestas previas a las elecciones. Y es que mientras la dirigente del PSOE era conocida por el 92,7% de la población y contaba con una valoración de 5,65 sobre 10 puntos; la líder de Podemos en Andalucía, Teresa Rodríguez, apenas era conocida por el 20,9% de sus conciudadanos y obtenía una valoración de 2,91 puntos sobre 10 (según datos de Celeste-Tel).

De ahí que no se entienda el empeño que los líderes de Podemos han puesto en los últimos días a la hora de lanzar duras críticas a la presidenta de la Junta. Por ejemplo, en su último mitin de campaña, Teresa Rodríguez llegó a decir que no quería parecerse a ella “ni en los andares”. Días atrás, había despreciado la posibilidad de convertirse en consejera de su Gobierno (“no. Fin de la cita”, dijo con desdén), y la había presentado como “la punta del iceberg del clientelismo andaluz”.

Sin duda, a Podemos le habría salido más rentable en términos electorales condenar los ataques que una de sus principales y más conocidas activistas lanzó sobre Susana Díaz en las redes sociales (presentándola como una mujer maltratada, con el pómulo amoratado y en el centro de una diana electoral) que repetir  sus proclamas contra la presidenta en sus mítines.

4. Un exceso de improvisación: el ejemplo de la Semana Santa
Tanto en la campaña electoral como en los meses previos a la cita en las urnas, Podemos ha dado demasiadas señales de improvisación en sus mensajes. El caso más llamativo se produjo nada más comenzar el año, cuando su secretara provincial por Sevilla anunció a bombo y platillo que si su partido gobernaba, los ciudadanos decidirían si quitar o no la Semana Santa.

Un asunto complejo si se tiene en cuenta que, al margen de la riqueza que aporta a la comunidad en base al turismo, la Semana Santa andaluza es intocable para el poder político. Ya no se trata de que los partidos de cualquier ideología se hayan convertido desde la Transición en el mejor colaborador de las cofradías (¿cuántos militantes del Partido Comunista abandonaban la hoz y el martillo para posesionar a sus santos?), sino que la Semana Santa es una expresión artística y cultural del pueblo andaluz.

Ya lo dijo Antonio Machado cuando escribió “¡Cantar del pueblo andaluz, que todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la cruz!”. Unos versos del poeta que vivió en Baeza (Jaén) que con el paso de los años se han convertido en la letra oficial de cada Semana Santa que transcurre de Despeñaperros para abajo. La música la pone Serrat, quien adaptó de forma magistral este poema a marcha procesional. Queda claro que al menos en Andalucía, la Semana Santa no es cosa de fachas.

5. Una campaña electoral propia de 'la casta'
Desde su fundación, Podemos ha intentado desmarcarse de los partidos tradicionales. Sin embargo, su campaña ha sido calcada a la llevada por los partidos de la “casta”. Algo que le ha restado credibilidad entre muchos de sus potenciales votantes.

Y es que a priori tan distintos de la casta, lo cierto y verdad es que los dirigentes de Podemos acabaron la campaña con una foto tradicional de los partidos del sistema: visitando el mercado de abastos de Cádiz. Previamente habían rechazado innovadoras ideas como realizar un debate con Izquierda Unida a propuesta de la plataforma “Andalucía con Syriza”.  El partido de Pablo Iglesias también ha utilizado tácticas de la vieja política como hablar de lleno total en sus mítines a pesar de no haber llenado todas las plazas.

En total, Teresa Rodríguez ha dispuesto de 400.000 euros para costear su campaña electoral (una cifra muy superior a la manejada por otros partidos de nuevo cuño como Ciudadanos o UPyD). Al menos una cuarta de ese presupuesto ha sido destinada a costear el mitin final de campaña de Podemos, celebrado en el amplísimo velódromo sevillano de Dos Hermanas. El recinto, con capacidad para 30.000 personas, acogió actos públicos anteriores, especialmente del PSOE y uno del PP andaluz, con una asistencia de entre 20.000 y 30.000 personas. El pasado viernes, Teresa Rodríguez no logró convocar a más de 12.000 asistentes.

6. El mismo error que Arenas: el desprecio de Teresa Rodríguez por los debates
El 12 de marzo de 2012, lo que tenía que haber sido un debate electoral a tres, se acabó convirtiendo en un cara a cara entre PSOE e IU después de que el entonces candidato popular, Javier Arenas, optase por no acudir a la cita. Una decisión que pasadas las elecciones, fue enormemente lamentada desde Génova.

El PP comprendió que despreciar la influencia de Canal Sur no había sido una decisión muy inteligente si además se tiene en cuenta que la cadena autonómica no sólo emite los debates electorales desde su canal principal, sino también desde otras plataformas como Canal Sur 2, Canal Sur Andalucía por satélite, Canal Sur Radio, Radio Andalucía Información y su página web.

Con estos antecedentes, no se entiende demasiado bien que emulando a Javier Arenas la candidata de Podemos no compareciese en el debate a 7 que realizó el canal autonómico esta campaña electoral. La excusa esgrimida por Rodríguez para no presentarse en las instalaciones de Canal Sur no fue otro que su compromiso de acudir a un mitin en Jaén. Argumentos que no paliaron el sentimiento de decepción de la militancia y simpatizantes de Podemos que, sin duda, deseaban haber visto a su candidata en el tan relevante debate televisivo.