Aguirre firmó ayer su última colaboración con El Mundo con polémica. En su artículo sugería tanto al Barça como al Athletic que no participasen en la Copa del Rey para evitar que sus seguidores piten el himno nacional y conviertan esta competición, asegura, en "una exhibición de odio al resto de los españoles". Proponía, además, ante posibles incidentes en la final de este año, a la que llegan ambos equipos, el ejemplo de Sarkozy, que suspendió un partido por silbidos a la Marsellesa y se jugó días después a puerta cerrada. "Con ese aviso se acabaron las bromas", sentencia:
"Ya es hora de que nos tomemos en serio lo que es serio. Esto tendrían que tenerlo muy claro los aficionados de esos equipos. Participar en el Campeonato de España es libre pero si se participa y se llega a la final no se puede despreciar al conjunto de los españoles que somos los que patrocinamos esa competición. El Rey y el Himno no valen por ser el Rey y el Himno, sino porque nos representan a todos. No tenemos por qué aguantar desprecios de nadie. Y menos, cuando lo único que queremos es premiar a los mejores en el Campeonato de España, en el que han competido y se han inscrito libremente".

Pitada en Les Corts...
En el Singular.cat recuerdan a la flamante candidata del PP a la Alcaldía de Madrid que el cierre de estadios por pitidos al himno ya tiene antecedentes en España. En 1925, el dictador Miguel Primo de Rivera ordenó el cierre de Les Corts, antiguo estadio del Barça, tras los incidentes en un partido en homenaje al Orfeón catalán entre el Barça y el CE Júpiter, equipo histórico de la ciudad. Minutos antes de iniciarse el partido, la banda de música de la British Royal Marine interpretó los himnos español y británico. El público pitó ruidosamente la Marcha Real -el himno español de entonces- y aplaudió el God Save the King británico.

...que acabó en cierre del estadio y el exilio de Gamper
El gobernador civil de Barcelona era, en aquellas fechas, el general Joaquín Milans del Bosch (padre del golpista Jaime Milans del Bosch) montó en cólera y ordenó el cierre del estadio durante seis meses, aunque finalmente se quedó en tres. El presidente y fundador del club blaugrana, Joan Gamper, un ciudadano suizo residente en Barcelona, fue “invitado” por el Gobierno a que abandonara territorio español. Dicho de otro modo, fue enviado al exilio.



Aguirre ya calentó la final de 2012
Por cierto, que estas amenazas veladas de Aguirre al Barça o al Athletic no son nuevas. Ya sucedió en 2012 cuando ambos equipos se enfrentaron en la final de la Copa del Rey en Madrid y los aficionados le dedicaron un sonoro "¡Esperanza, hija de puta!" al inicio del partido.



Enric Sopena, director de ELPLURAL.COM le dedicó entonces un artículo en el que la acusó de echar leña al peligroso fuego nacionalista. "La libertad de expresión marca la diferencia entre la España democrática y la España de las dictaduras militares. ¿O es que a Aguirre le gustaría emular al gobernador civil de Barcelona, de la saga de los Milans del Bosch?", sentenció entonces. Una frase que suscribimos ahora.