1.- Los de siempre
Al margen de esfuerzos aislados por parte de organizaciones sin ánimo de lucro, la tecnología ha servido para incrementar, aún más, la distancia entre ricos y pobres.

La brecha digital genera mayor exclusión social a colectivos ya de por sí desfavorecidos. Poca innovación va encaminada a mejorar las condiciones de quienes mueren de hambre o son marginados

2.-Los niños discapacitados
La Unesco cifra en 650 millones el número de discapacitados en el mundo. Según el World Disability Report [Informe Mundial sobre la Discapacidad], más de un 80% de esas personas viven en áreas rurales aisladas de países en vías de desarrollo. Unos 62 millones de niños en edad escolar [Educación Primaria], tienen una discapacidad. 186 millones de niños discapacitados no han completado la Primaria. De hecho, menos del 2% de los niños con discapacidades van a la escuela en los países en desarrollo.

Sin embargo, poco [casi nada] se ha hecho en materia tecnológica para ayudar a la escolarización y la inclusión de estos niños en la sociedad. Por desgracia, es más rentable para las compañías diseñar aplicaciones para aplicar filtros a fotografías, por ejemplo.

3.- Los jóvenes
Los jóvenes, por supuesto, también se encuentran entre los más perjudicados por las nuevas tecnologías.

Como señala la Estrategia para la Juventud del Programa de Naciones Unidas para el desarrollo, el empoderamiento de los jóvenes es la clave para el desarrollo sostenible.

Sin embargo, la realidad es muy diferente. En España, uno de cada dos jóvenes está en paro. Recientemente la Comisaria de Empleo de la Unión Europea, Marianne Thyssen, afirmaba que la tasa de paro juvenil en nuestro país es “muy alta, demasiado alta” [51,8% a cierre de 2014, según la Encuesta de Población Activa].

La innovación y la implementación de la tecnología ha sido enfocada por las empresas desde el punto de vista de la mejora de la eficiencia, no para el desarrollo y la creación de empleo.

Los años de paro en una generación generan efectos negativos durante largos períodos de tiempo. Pasarán décadas hasta que los jóvenes que hoy no encuentran empleo puedan maximizar su aportación a la empresa y a la sociedad.

4.- Los mayores
En un mundo cada vez mejor conectado, los mayores están más aislados que nunca. Para ellos es más difícil que para cualquier otro colectivo comprender y utilizar las nuevas tecnologías. Además, son incapaces de interactuar a la velocidad que exigen.

Merece la pena destacar aquí la iniciativa de la Unión Europea para la integración de los mayores a través de la tecnología. Se llama SEACW: Social Ecosystem for Antiaging, Capacitation and Well-Being [Ecosistema Social para el Antienvejecimiento, la Capacitación y el Bienestar]. El proyecto tiene dos prioridades: la lucha activa contra el envejecimiento y la extensión social de las habilidades digitales.

 5.- Todos
Sí, en realidad, en parte todos somos perjudicados por las nuevas tecnologías. O, mejor dicho, por el uso que hacemos de ellas. Nos hemos convertido en “esclavos” del móvil, de la mensajería instantánea… Un día sin tecnología puede convertirse en un suplicio [créanme, lo he vivido].

Hemos reemplazado el contacto humano por el intercambio de dibujitos en una pantalla retroiluminada.

Como decíamos el viernes pasado, la tecnología per se no es buena ni mala. Pero tal vez ha llegado el momento de replantearnos todos si la estamos utilizando para mejorar el mundo y las condiciones de vida de todos o, por el contrario, solo estamos generando más infelicidad.