El presidente de CEOE, Juan Rosell / EFE-Archivo El presidente de CEOE, Juan Rosell / EFE-Archivo



Antonio Garamendi, el adversario de Juan Rosell para hacerse con la Presidencia de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), está en buena parte basando su campaña electoral en despreciar los esfuerzos de regeneración y ejemplaridad acometidos por la patronal en los últimos cuatro años. Unos esfuerzos que van mucho más allá de la aprobación del Código Ético. Y es que nada más acceder al cargo de presidente, Rosell se vio obligado a poner orden en el sobredimensionamiento de la plantilla y a hacer frente a la jubilación dorada que muchos de los antiguos directivos de la CEOE se habían auto-adjudicado.

Estructura inasumible
En concreto, cuando el dirigente catalán accedió a la presidencia de la CEOE en sustitución de Gerardo Díaz Ferrán en diciembre de 2010 se encontró con una plantilla sobredimensionada, en la que figuraban más de 155 profesionales. Una cifra inasumible para una organización cuya fuente principal de financiación proviene de cuotas empresariales. Es decir, de lo que pagan sus miembros de pleno derecho o miembros asociados. 

`Eficiencia empresarial´
De este modo, destacados dirigentes del mundo empresarial relatan a ELPLURAL.COM que “Juan Rosell tuvo que ponerse manos a la obra y racionalizar 'in extremis' la CEOE, aplicando la `eficiencia empresarial´ en una organización que contaba con unos gastos fijos y una masa salarial inasumible”. De hecho, hasta la fecha Rosell ha reducido en casi un tercio la plantilla con la que se encontró nada más acceder al cargo. Y lo ha hecho, en su mayoría, mediante jubilaciones, prejubilaciones o la extinción de contratos temporales que finalizaban.

Indemnizaciones millonarias
Pero además del sobredimensionamiento de la plantilla, Rosell se encontró con una desagradable sorpresa proveniente de los desmanes que la CEOE cometió en épocas anteriores. Fuentes de toda credibilidad señalan a ELPLURAL.COM que la patronal tuvo que acometer pagos por valor de hasta de hasta 6 millones de euros en concepto de planes de pensiones. Así, según explican diversas fuentes, algunos directivos que fueron cesados por Rosell llegaron a percibir indemnizaciones cercanas a 1.200.000 euros (sumando las prestaciones que recibieron en concepto de indemnización y planes de pensiones).

“De improvisto”
Un gasto que, tal y como llegó a reconocer el  propio Juan Rosell “apareció de improvisto” debido a la opacidad con la que se aprobaron estas indemnizaciones en unos presupuestos bajo el epígrafe de jubilaciones y perdidas dentro de los capítulos de ingresos y gastos. Pese a todo, fuentes empresariales alaban que la CEOE haya cerrado el año con un superávit que ronda los 3 millones de euros. “Una cifra nada desdeñable teniendo en cuenta la herencia envenenada que recibió Rosell, obligado a afrontar indemnizaciones millonarias y los problemas que se detectaron en determinados cursos de formación”, apuntan.

Enfado con Garamendi
De ahí que desde el mundo empresarial se presuma de que en la actualidad, “las cuentas de la CEOE estén claras y no ocurra como en el pasado, cuando los presupuestos se discutían en menos de tres minutos”. En este contexto, la mayoría de los empresarios no dudan en expresar en privado su malestar con el cuestionamiento constante que realiza Antonio Garamendi respecto a la modernización y racionalización aplicada por Juan Rosell. Entienden que, a fin de cuentas, su desprecio al Código Ético y a la gestión realizada sólo perjudica el buen nombre de la CEOE, poniendo en entredicho los avances conseguidos por la patronal en los últimos cuatro años”.

Los damnificados
Incluso, hay quien en el mundo de la empresa va más allá y teme que detrás de los ataques de Garamendi hacía Rosell se sitúen algunos de los damnificados de la “limpieza” que en los últimos ha acometido la patronal.